lunes, 9 de junio de 2025

Novena Trinidad 2025 (5) Omnipotencia

  Novena
Santísima Trinidad - 5

OMNIPOTENCIA

El poder del amor de Dios

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TEXTO BÍBLICO

Rm 8.35-38

¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?; como está escrito: Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza. Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá apararnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor”

* * * 

REFLEXIÓN  

A veces se representa a Dios Padre, o a Jesucristo, con tres rayos en la cabeza que se denominan artísticamente “potencias”. Estas potencias representan a tres de los grandes poderes de Dios: Omnipotencia (todopoderoso, lo puede todo), Omnisciencia (sabe y conoce todo) y Omnipresencia (es eterno, está presente en todo espacio y en todo tiempo). Hoy nos vamos a ocupar de su Omnipotencia.

Decir de Dios que es omnipotente es decir que posee un poder sin límites. Es este un atributo de Dios que todos aceptamos de Dios. Si no es todopoderoso no es Dios. 

El mayor obstáculo que se pone a este atributo está relacionado también con otro que nuestra fe sostiene: la Bondad de Dios. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez cómo congeniar ambos atributos? Ya un filósofo griego, Epicuro (siglo IV a.c.) llega a decir:  “Si Dios quiere prevenir el mal, pero no puede, entonces no es omnipotente. Si puede, pero no quiere, entonces es malo. Si puede y quiere, entonces ¿por qué existe el mal?”

Muchas respuestas se han intentado dar a esta cuestión. Los hay que, como san Agustín, han dicho que Dios creó todo lo bueno, el mal no es sino la ausencia de bien, fruto de la libertad el hombre, que se opone a sus planes. Otros, siguiendo a santo Tomás de Aquino, sostienen que Dios permite el mal parea sacar un bien mayor; otros filósofos simplemente llegan a la conclusión de que Dios no existe, o en el caso de que existiera no seria bueno. 

¿Quién no se ha hecho nunca estas preguntas? Y sin embargo, a pesar de no haber respuesta totalmente satisfactoria y evidente, la humanidad ha preferido seguir creyendo en un Dios bueno, como si se le hiciera más insoportable un Dios no todopoderoso que malo.  

Ciertamente el mal es un misterio. La pregunta sobre el mismo es siempre actual. ¿Qué respuesta dio Jesús al problema? Cuando le preguntan en el pasaje de la curación del ciego de nacimiento «Maestro, ¿quién pecó: este o sus padres, para que naciera ciego?». Jesús contestó: «Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». (Jn 9,2-5). Jesús no da una respuesta clara con palabras, pero sí la dio con su vida: atendió a los pobres, devolvió la vista a los ciegos, hizo oír a los sordos y andar a los cojos, curó a leprosos, resucitó muertos, etc. Y con ello mostró las obras de Dios, obras buenas, y así se hizo luz entre la oscuridad del mal.

Y un detalle importante: Jesús nunca hizo un milagro en favor propio. Para los que solemos pensar sobre todo en los sufrimientos propios y cerramos los ojos o minusvaloramos los ajenos, esto es un revulsivo. El mal sigue siendo un misterio, y como tal es un “exceso” de la creación, algo que nos resistimos a creer que sea obra de Dios, y no lo es, porque sería contrario a su naturaleza que es bondad. Y a ese “exceso del mal” Jesús respondió con un “exceso de bien” para los demás y una aceptación del sufrimiento que le supuso ser proseguido y crucificado.  En Jesús se mostró el poder de Dios, una fuerza todo poderosa capaz de amar cuando todo invita a odiar. Así muestra y hace presente en el mundo al Padre Padre, "Dios Todopoderoso en su amor”.

 *

El Poder de Dios se conjuga con su Amor bondadoso. Aunque el amor nos parezca algo fácil, de hecho no lo es. Me refiero al amor como donación total. ¿Cuántas veces te has propuesto hacer algo grande y bueno y has fracasado por debilidad o cansancio? Sólo Dios es “Todopoderoso en su amor”, y con su generosidad (gracia) da también ese poder e amar a quien se lo pide y está dispuesto a seguir a Jesús al Calvario. ¿Entiendes ahora lo que quiere decir santo Tomás cuando dice que Dios permite el mal para sacar un bien mayor?     

Hagamos una distinción entre potencia (poder) y prepotencia. Dios es Poderoso, pero no es prepotente, es decir, no impone su poder por la fuerza; no es arrogante, ni impone su voluntad. El poder se puede utilizar para humillar o dominar, y Dios Todopoderoso no hace uso de este poder. Nosotros a menudo somos arrogantes y nos gusta mostrar nuestro poder mostrando superioridad y dominio. Sin embargo, el Dios que nos revela Jesús muestra su poder en la Cruz, enseñándonos que se puede vivir el amor, que se puede perdonar, que se puede cargar con las cruces propias y ajenas.  

¿Y el mal? Tal vez es la forma que Dios tiene de recordarnos que no somos dioses, que somos criaturas de carne y hueso, finitos; y también el modo de hacernos ver que somos libres, que, aunque algunos males no somos capaces de verlos como fruto de nuestra desidia, odio y egoísmo, algo tienen que ver con ello. Igual que todos los bienes que nos llegan son participación del amor que Dios y otros ponen en nuestra vida.

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Creo en Dios Todopoderoso. No en un Dios prepotente y opresor sino humilde y generoso. Dios ama la libertad que ha dado a la humanidad, y en su designio de amor ha preferido dar ejemplo de lo que es amar hasta el límite de la Cruz, antes que determinarse a hacernos desparecer. Desde aquí hemos de entender las palabras de Jesús a Pilato: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí» (Jn 18,36). Dios no ama la violencia, no ama el mal. Su poder se ejerce en el amor. Y como dice san Pablo en el texto bíblico del inicio: si el poder del amor de Dios manifestado en Jesucristo está en nosotros, nada os podrá apartar de Dios. 


9 de Junio de 2025
Casto Acedo.

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