jueves, 6 de marzo de 2025

Las tentaciones de Jesús (I Cuaresma, 9 de Marzo)

EVANGELIO Lc 4,1-13

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.

Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan." Jesús le contestó: "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre".

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo." Jesús le contestó: "Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras". Jesús le contestó: Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

¡Palabra del Señor!

* * *

No sé ni cuando ni por qué a la Cuaresma que conocemos de siempre se le adhirió un cierto tono de tristeza y sufrimiento. Si la predicación de Jesús es la de una Buena Noticia (Evangelio), es claro que todo lo que sea “mala noticia” se aleja del Evangelio.

La Cuaresma no es un tiempo de pena y llanto sino de alegría. Hay que decirlo: no vives la cuaresma si no se dibuja en tus labios una dulce sonrisa, la de quien escapa de las trampas que el diablo (llámale ego, si quieres)  tiende para robarle el tesoro de la felicidad que ya tiene en casa del Padre..

La Cuaresma es tiempo para descubrirte, oportunidad para darte cuenta de que eres felicidad, y que todo lo que hay de fracaso y tristeza en ti es ajeno a tu ser, no te pertenece, y, por tanto, puedes soltarlo sin riesgo de perder tu vida.

* * *

A Jesús “el Espíritu Santo lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo”. Es Dios quien lo empuja al desierto como a ti te empuja al desierto cuaresmal de la vida para que tengas ocasión de conocerte mejor y conocer más a Dios. No hablo de un conocimiento intelectual sino de aquel que se adquiere con la vida superando  pruebas a las que solemos llamar “tentaciones”, aprietos en los que las circunstancias  nos ponen para fortalecernos interiormente.

El examen a que Dios te somete lo resume el evangelio en tres ejercicios de evaluación, las tres pruebas que Jesús aprobó en el desierto.

1.- La primera prueba consiste en aprender que la vida fácil no es un buen camino. “¡Convierte estas piedras en panes!”, propuso el diablo a Jesús. Así de fácil. Te enriqueces y puedes hacer un gran bien con tantos dineros. No es raro que el vicio, en este caso la avaricia, propenda a justificarse en la virtud. No te dejes engañar.

Hay quien piensa que los ricos son las personas más felices de la tierra. Y se equivocan. No niego que la holgura económica sea un pilar importante para vivir bien, pero ¿lo es todo? Pues no. Sobre todo cuando se convierte en avara obsesión.

“No sólo de pan vive el hombre”. ¿Acaso soy un cerdo para contentarme con un buen pienso de engorde? Como persona que soy tengo que cubrir necesidades más importantes, como  la libertad, la dignidad o el amor. 

La Cuaresma invita a soltar el apego a los bienes materiales. No basta desprenderte de cosas haciendo un ejercicio de voluntarismo ascético; se trata de “desapego”, de romper el afecto a la riqueza que guardas en tu corazón; que seas como Jesús, pobre en bienes materiales y rico en amor, como Él, que “siendo rico se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza" (2 Cor 8,9)

2.- La segunda prueba ante la que te pone el Espíritu es la de vencer la soberbia, que es la madre de todos lo pecados. “Le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: … Si te arrodillas delante de mí, todo eso tuyo”. Un pastel muy apetecible. ¿Quién no ha soñado “en un instante” que es todopoderoso? Ese “instante” es una brecha a la maldad que se abre en tu corazón. Cuida de tapar esa grieta, porque acabará por cuartear y hundir el edificio entero.

El pecado de soberbia consiste en querer ocupar el lugar preeminente que solo pertenece a Dios. “Seréis como Dios” (Gn3,4), dijo la serpiente a Adán; y cayó en la trampa. En ese “instante” nace el ego, el egoísmo y sus nefastas consecuencias.

Tu ego (el yo que no eres y que presumes ser) es soberbio por naturaleza y huye de la humildad como de la peste, porque la humildad le enflaquece, le empequeñece, le debilita y le mata. Ser “egoísta” va contra la naturaleza original de tu ser; no has nacido para ser amado sino para amar; no para crecer siendo servido sino sirviendo; eres amor, eres compasión. No ganas nada dejándote llevar, arrodillándote, ante tu ego. Jesús te previene: “Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo darás culto”.

Supera esta prueba quien pone a Dios en el centro de su vida, quien  cultiva la oración contemplativa para que con los ojos en Dios “mirando su grandeza acudamos a nuestra bajeza” (Santa Teresa). Es importante que dediques tiempo a la oración a fin de que no te encuentre distraído o distraída ese “instante” en el que el diablo pone en tu mente y tu imaginación la posibilidad de poseer todo el poder del cielo y de la tierra.

3.- La tercera prueba a la que te somete la vida es más sutil. Yo la llamaría la tentación del éxito o el culto de la propia imagen. ¿No te has sorprendido nunca a ti mismo o a ti misma  actuando teatralmente ante alguien a quien quieres seducir? Pues a Jesús le pide el diablo eso, un poco de hipocresía teatral: “Tírate del alero del templo; antes de caer te recogerán los ángeles, porque eres hijo de Dios". Todos verán el prodigio y te escucharán, creerán en ti y te seguirán. ¿No te parece una buena causa? ¿Habrá entonces alguien más feliz que ellos y que tú? Ellos quedarán "embobados" y tú podrás llevarles por donde quieras.

Hay quien necesita de la religión-espectáculo; pierden los vientos por una buena ceremonia, una espectacular Semana Santa, unas confirmadas apariciones milagrosas de la Virgen o de algún santo. Todo esto les mueve más que la escucha sencilla y directa de la Palabra de Dios. A estos hay que decirles con Jesús: ¿Por qué buscáis fenómenos extraordinarios para creer? Dios esta en la vida diaria; de nuevo Santa Teresa: “entre pucheros anda el Señor”.  Además, se engañan quienes creen que la fe depende de evidencias físicas: “Si no creen a Moisés y a los profetas -si no creen en la Palabra, dice Jesús-  no creerán ni aunque resucite un muerto” (Lc 16,31).

Superas esta prueba si en la espiritualidad o la religión no buscas satisfacer tu curiosidad, tus caprichos o el triunfo personal, si no estás constantemente esperando que Dios atienda tus deseos. “No tentarás al Señor tu Dios”.

La clave de la fe y la consecuente felicidad no está en obtener beneficios de Dios. “La vida, una vez que uno está en unión con Dios se convierte en lo que Dios disponga. Está llena de sorpresas. Hay una cosa que se puede esperar con seguridad en el camino espiritual, y es que aquello que tú esperas que suceda, no va a suceder” (Th. Keating). La felicidad no está en que se cumpla mi voluntad sino en abandonarse a la de Dios.

No esperes a que Dios te recoja a fin de que no caigas. Procura tú recoger a los que han caído o están a punto de hacerlo. Y hazlo en silencio, calladamente, diciendo con los santos: "somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer" (Lc 17,10). Lo demás déjaselo a Dios.

Feliz domingo 
*
Como complemento a esta entrada tienes una reflexión para este primer domingo de Cuaresma, a la luz de la situación sociopolítica actual,  en: 


(Clickar en la foto o en el enlace)
*
Marzo 2025
Casto Acedo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La tentación mesiánica (I Cuaresma)

Reflexión para el primer domingo de Cuaresma a la luz de la situación sociopolítica actual Las sorprendentes circunstancias internacionales ...