sábado, 4 de enero de 2025

Epifanía del Señor (6 de Enero)



EVANGELIO Mt 2,1-12

"Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta...»

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».

Ellos, después de oir al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino"

Palabra del Señor

*


* * *
*

Epifanía invita a contemplar y adorar al niño nacido en Belén. Los Magos de Oriente son prototipo del contemplativo que  en el silencio de la noche, descubre la luz de una estrella que le empuja a salir de la egolatría y a ponerse en camino dejando atrás las  seguridades mundanas. 

Como los Magos o buscadores de oriente, quien dedica tiempo a la contemplación hace su camino despojándose de apegos materiales y de ideas e imágenes preconcebidas de Dios,  se aleja del espacio donde cree ser alguien vaciándose de títulos y se deja llevar por la estrella del evangelio hasta encontrarse con Dios allí donde nunca le imaginó ni esperó: en la kénosis -anonadamiento, vaciamiento, nada- de Belén. Los magos, dejándolo todo atrás, abrazan la fe en Jesús como Dios (incienso), como Rey (oro) y como hombre (mirra), que eso significan los dones regalados al Niño.

Los Magos encuentran en el Misterio de Belén lo que todos buscamos, la sabiduría eterna y universal que es Jesucristo, Dios encarnado. La adquisición de esa sabiduría no exige adscribirse a ninguna tierra o tradición concreta. Por eso los Magos no se quedan en el lugar del encuentro; iluminados por la experiencia de Dios vuelven a sus  tareas comunes, a su lugar de origen. Lo único que cambia en ellos es su estilo de vida: "se retiraron cada uno a su tierra por otro camino" (Mt 2,12). Ya no son buscadores de Dios sino adoradores; su culto a Dios no se limitará ya a unos tiempos y espacios concertados sino que va con ellos, enlazado a sus vidas; son "adoradores en espíritu y en verdad" (Jn 4,23).

Aquel a quien los Magos encontraron, no en la capital, Jerusalén, sino en las afueras de Belén, donde nadie lo esperaba, ¿no estará también hoy naciendo fuera de los muros de nuestras iglesias? Los magos nos enseñan con el Papa Francisco a construir una "iglesia en salida", a salir afuera de la institución; no para pescar y atraer a la pecera de la Iglesia de siempre a los nuevos conversos, sino para construir la misma Iglesia fuera de los muros  del tradicionalismo  institucional.  No es el mundo el que tiene que salvar la institución-iglesia afiliándose a ella; todo lo contrario: es la Iglesia la que está para salvar al mundo saliendo a los caminos y plantando las semillas del reino en los campos de la historia,  como hizo Jesús.

Dios no es nuestro, es de todos. Los Magos representan la variedad de razas y culturas. Como católicos (universales), el día de Epifanía es una invitación a abrir la mente y la conciencia, a no restringir la presencia de Dios a los espacios de nuestras iglesias. Hoy se nos está diciendo que hemos de superar nuestra particularidad religiosa y abrirnos a la universalidad. 

*

A Dios se le encuentra allí donde se le busca. Los Magos salieron de sus recintos y se aventuraron a la búsqueda de Dios. ¡Qué gran signo para la Iglesia de nuestros días! ¿Permaneceremos en nuestros reinos haciendo lo mismo y esperando resultados distintos a los de siempre? ¿O saldremos a buscar en la noche que vivimos la estrella que nos lleve a Jesús?

Por exceso de cerrazón en sí misma  la religión instituida en Israel no fue capaz de reconocer al Mesías nacido en Belén. Más bien le puso obstáculos. ¿Cómo iba a nacer Dios en un establo?  No es propio de Dios mezclarse con gente baja, pensaron.  

Evitemos caer en el mismo error. ¿Cómo? Siendo sabios y practicando  la escucha. Haciendo silencio. Acallando nuestros esquemas y programas religiosos, guardando nuestros mapas y caminando en la noche, dejándonos llevar sin miedos por la estrella de nuestra búsqueda. Como dijo el poeta Luis Rosales. "De noche iremos, de noche / sin luna iremos, sin luna / que para encontrar la fuente / sólo la sed nos alumbra". Sólo la sed: la fe desnuda, la esperanza incierta, el amor imprevisto, la luz de la esperanza puesta en quien nos guía. Sólo esta sed nos alumbra. 

*

Feliz día de Epifanía

4 Enero 2025

Casto Acedo 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La tentación mesiánica (I Cuaresma)

Reflexión para el primer domingo de Cuaresma a la luz de la situación sociopolítica actual Las sorprendentes circunstancias internacionales ...