domingo, 29 de diciembre de 2024

Santa María, Madre de Dios (1 de Enero)

 


EVANGELIO Lucas 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor

*



Tres motivos festivos concurren en la celebración del 1 de Enero: La Solemnidad de santa María, Madre de Dios, la invitación a la paz, y el inicio de un nuevo año civil.


Santa María Madre de Dios

Desde el siglo VI se celebra en Roma la fiesta de la Virgen como Theotokos, Madre de Dios; fiesta que hace memoria del Concilio de Éfeso (año 431) que definió la maternidad divina de María. Madre de Dios es el título mayor, el más importante de María, del cual se derivan todos los demás títulos.

Si en la persona de Jesús confluyen en una sola persona (el Hijo) con dos naturalezas distintas (divina y humana), sin confusión, sin mezcla, pero también sin separación, es lícito decir que María es Madre de Dios. Esto no quiere decir, como pudieran creer algunos simplistas, que Dios no haya existido hasta nacer de María sino que del seno de María "no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen" (Concilio de Éfeso).

La fe en Virgen María y sus títulos no son autorreferenciales sino referidos a Cristo. No es grande María por sus méritos, sino por quien la ha engrandecido. "El poderoso ha hecho obras grandes por mí" (Lc 1,49). La encarnación de Dios en el seno de la Virgen es causa de gloria para ella y también para nosotros, ya que el hecho de que una mujer de nuestra raza sea Madre de Dios nos engrandece; además, el gozo de que María sea también “madre nuestra” en virtud de su maternidad divina es un motivo más para estar de fiesta

Orar por la paz

En el año 1968 el papa San Pablo VI, publicó un mensaje que comenzaba con estas palabras: «Nos dirigimos a todos los hombres de buena voluntad para exhortarlos a celebrar 'el Día de la Paz' en todo el mundo, el primer día del año civil».

El libro de los Números recoge una preciosa fórmula de bendición para el pueblo: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre tu rostro y te conceda la paz”. (Nm 6, 25-26). La paz es concesión, dádiva, don, gracia de Dios. Esa paz la recibimos en Jesús, Príncipe de la Paz.

El año 1972 Pablo VI proponía para esta jornada: “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”, porque “una Paz que no sea resultado del verdadero respeto del hombre, no es verdadera Paz. Y ¿cómo llamamos a este sentido verdadero del hombre? Lo llamamos Justicia”. Como Iglesia no podemos olvidar esto; la tarea de la Iglesia como Caritas no puede limitarse a dar bálsamo a las heridas de quienes sufren, sino ir a la raíz del sufrimiento, a las causas de la enfermedad y poner el remedio antes de que esta tenga lugar. El remedio, una vez diagnosticado el mal, se llama Cristo, “Él es nuestra paz” (Ef 2,14).

Año nuevo

Y ¿qué decir del año nuevo? Feliz Año. No es como tal una fiesta religiosa sino profana. Pero desde la encarnación nada de eso que llamamos profano queda al margen de Dios; la aparición del Hijo en la tierra que celebramos en Navidad rompe las fronteras entre lo divino y lo humano. Por eso la celebración de Año Nuevo tiene para el creyente mucho de religiosa. A quien cree en la Encarnación de Dios nada humano le es ajeno.

Nos deseamos felicidad en este día. Pero ¿qué felicidad nos deseamos? ¿La que viene de fuera de nosotros y pide sumisión (riquezas, honores, triunfo social)? No se espera un año feliz sentados en la poltrona y viéndolas venir sino activando en el corazón de cada uno la caridad, la práctica de la compasión y la misericordia. La esperanza es don, pero también tarea. Feliz año 2025.

Diciembre 2024
Casto Acedo

1 comentario:

  1. Asombroso que Dios no vaya por libre, sino que siempre se sirva de nosotros para salvarnos, así, a través de una mujer llega al mundo. Conmovedor.
    No alcanzó (normal) a comprenderlo, Dios uno de los nuestros!!

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