jueves, 5 de diciembre de 2024

Inmaculada Concepción (Domingo 8 de Diciembre)

 

El comienzo de la vida espiritual de María fue de una pureza inusual para el género humano. Así lo proclama el Prefacio de la fiesta: “Preservaste a la Virgen María de toda pecado original para que, enriquecida con la plenitud de tu gracia, fuese digna Madre de tu Hijo, imagen y comienzo de la Iglesia, que es la esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura”.

¡Qué suerte tuvo María! Se vio libre de pecado desde el instante de su concepción. Pero debemos matizar que ese privilegio lo hemos gozado todos los que en el sacramento del bautismo recibimos lo mismo que recibió María  "desde el instante de su concepción”. Por el agua y el Espíritu, en el bautismo, fuimos "elegidos"  como lo fue María; y también en el bautismo fuimos liberados del pecado original.

"Dios nos ha elegido -como a María- para que seamos santos e irreprochables ante Él por el amor" (Ef 1,4). El bautismo da un excelente punto de partida, pero no da la meta. Ni a María ni a nadie se le exime de una respuesta libre y responsable a la llamada de Dios. El hecho de su Concepción Inmaculada no le ahorró la prueba de la fe en momentos como el de la Anunciación, el parto en Belén, o el Calvario. De otro modo no hubiera sido una persona libre sino solo un autómata en manos de otro. 

¿Qué aprender de esta fiesta de la Inmaculada Concepción? Lo primero que nos enseña es que Dios no abandona nunca a la persona; desde el comienzo de la vida está ya presente en al ser humano; y se muestra especialmente generoso en el despertar de la vida espiritual. Lo queramos o no, Dios tiene un plan de salvación para cada cual, y llega un momento en que, como hizo a María, se lo revela.  

Aunque haya quien te quiera convencer de lo contrario, Dios quiere que seas  feliz con una felicidad muy tuya, distinta de la felicidad del consumo y las dependencias. Sólo desarrollando tu libertad puedes ser verdaderamente feliz. La felicidad es parte de tu verdadera naturaleza, porque no fuiste creado por Dios para el sufrimiento y la muerte sino para el gozo y la vida. El pecado -dependencias, miedos, tristezas, etc.-, que te aleja de la felicidad, no pertenece a tu naturaleza, es obra del maligno. 

María vivió siempre en Dios; que es lo mismo que decir que vivió en felicidad. Nunca perteneció al mundo de los alejados (pecadores, pecado original). Ella es un espejo donde mirar tu naturaleza original perfecta, sin defecto, sin pecado. Eso es lo que tú y yo somos, aunque la soberbia, avaricia, ira, miedos, etc. oscurezca a veces esa imagen y semejanza de Dios que sigue oculta en cada cual. La tarea de la vida cristiana consiste en desarrollar el bautismo recibido, despojarse del hombre viejo pecador, recobrar y mantener la belleza de Cristo que preservó de modo admirable su Madre.

Mírate hoy en el espejo de María Inmaculada. Contempla en su bondad, su fe inconmovible y su belleza, lo que tú mismo eres cuando vives sin arrimo de pecado. Bienaventurada. Bienaventurado. Llevar  una vida espiritual cristiana no es otra cosa que volver la mirada una y otra vez al bautismo, a ese momento en que renuncias al mal y confiesas que sólo en Dios está la plenitud de tu alegría. ¡Qué hermoso sería que pudieses cantar el magníficat con la misma fuerza y verdad con que ella o cantó ella!. Inténtalo. Lc 2,47-55. ¿Qué mejor oración para este día que cantar con María su mismo gozo?

Feliz día de la Inmaculada, nuestra Madre,  ejemplo insigne de pureza y de fe; también  abogada e intercesora. “Ruega por nosotros, santa madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar -como tú- las promesas de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo”. Amén.

María, Madre Inmaculada, ruega por nosotros.



Diciembre 2024
Casto Acedo

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