martes, 13 de febrero de 2024

Eres polvo y al polvo volverás (Mcoles de Ceniza).

Esta reflexión se basa en Gn 3,1-9. El texto bíblico está al final.


Comenzamos la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza. “Acuérdate de que eres `polvo y al polvo volverás”.  

Adán y Eva, padres de la humanidad, o si lo prefieres, la humidad toda en ellos, es seducida por el mal, que se les presenta como “atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia” (Gn 3,6). En sus cavilaciones mentales llegaron a la conclusión de que Dios, al poner freno a sus deseos desordenados, no pretendía su bien sino que les da unos mandatos para impedir que descubran que ellos mismos son  dioses. Así lo sugiere la serpiente a Eva: “No, no moriréis;  es que Dios sabe que el día en que comáis el fruto del árbol prohibido se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal” (Gn 3,4).

Creyéndose más  listos que Dios comen del fruto olvidando su palabra, volviéndose contra Él,  sin percatarse de que al mismo tiempo están volviéndose contra ellos mismos. El mal daña a quién lo recibe, pero daña aún más a quien lo practica y promueve. La consecuencia del mal es la ruptura con Dios (se esconden de Él), con los demás (Adán echa la culpa a Eva y ésta también la echa fuera, a la serpiente) y finalmente ruptura con la naturaleza (la creación antes amiga se muestra ahora  hostil).

¿Queda abandonada la humanidad  a su suerte? De ningún modo. Dios promete que vendrá quien pise la cabeza a la serpiente (Gn 1,15). Pero antes se ha de dar un cambio de actitud en quien quiera ser redimido de su culpa. Ese cambio o  conversión  requiere “abrir los ojos” para poder ver su propia realidad de criatura y así despreciar con convicción la soberbia tentación de creerse dios. 

“Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás” (Gn 3,19).  ¿Son estas palabras una maldición? Hay quien las ve así, pero ¿es propio de Dios maldecir? No. La expresión “eres polvo (tierra) y al polvo volverás” es ante todo una llamada a despertar. Si la serpiente había dicho a Eva que al comer del árbol prohibido se les abrirían los ojos y verían que son dioses, Dios, al anunciar que habrán de  pasar por el sufrimiento para poder subsistir, está poniendo ante ellos un medio o camino para que despierten (abran los ojos) a la verdadera realidad: que son tierra, ladrillos de adobe, vasijas de barro, debilidad, ... dependientes de Dios.

La ceniza que se impone el Miércoles  que  abre la Cuaresma es un signo que recuerda la realidad siempre actual del pecado, que no es en esencia sino rebelión contra Dios, pero que además lleva al enfrentamiento con los hermanos y a la hostilidad con la creación. ¿Qué son las ambiciones, las envidias, las guerras, etc.  sino la no-aceptación de la pequeñez del ser  humano que quiere ser dios, dominador del mismo Dios y de los hermanos y con derecho a la explotación de la tierra en su particular beneficio?  El error del hombre es el de recurrir a estructuras de humo (violencia, miedos,  manipulación, ambiciones, engaños...) para mantener en pie el edificio de la humanidad. La conversión, por el contario, es poner el amor de Dios y el seguimiento de su Palabra como fundamento del edificio humano (cf Mt 7,24-25).

La ceniza invita al recuerdo, “acuérdate”, invita a mirar en el “polvo, barro, arcilla, tierra” el origen del ser del hombre. Adán significa “sacado de la tierra”. Eres polvo, y deberías saber que si puedes levantarte del suelo es porque Dios te insufla su Espíritu. Para seguir gozando del favor de Dios has de dejar tu pedestal soberbio y reconocerte de nuevo en lo que eres: tierra, polvo. "Volverás a ser polvo", recobrarás tu humildad primera, dice el texto; no es maldición, es una promesa cuyo cumplimiento puedes trabajar en Cuaresma contemplando a Dios en su grandeza y poniéndolo de nuevo en el centro de todo. 

* * *

 La cuaresma es tiempo de meditar, de recordar que no es el hombre quien crea a Dios, como dicen los ateos, sino que es Dios quien crea al hombre. Es bueno recordar que le debemos la vida misma, y también el alimento que recibimos, la salud que nos mantiene en pie, el amor que nos envuelve, etc. Acuérdate de que eres nada, vacío, ceniza; y que si algún valor tienes es porque te lo ha dado Dios soplando en ti el aliento de su Espíritu.

Cuaresma es oportunidad para despertar a la realidad de criaturas amadas de Dios, oportunidad de abrir los ojos para verme a mí mismo y ver la realidad toda con los ojos de Dios; oportunidad de contemplar el milagro divino que se esconde detrás de lo que vemos. ¡Contempla a Dios en este tiempo y se te abrirán los ojos para ver que eres polvo bendecido, eres verdad, bondad y belleza de Dios! Déjate seducir e iluminar por su Palabra que es Jesucristo,  y  hallarás la vida que tanto deseas.

Para alcanzar la meta del retorno a Dios la Iglesia pone a tu disposición unos medios útiles:

*La escucha atenta a la Palabra de Dios; cada día y especialmente en algunos días de retiro espiritual entra en silencio y ponte a la escucha.

*El sacramento de la Penitencia y el de la Eucaristía, para ratificarte en el amor de Dios que "reconcilió consigo al mundo por la muerte y resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados" y te da a beber "su sangre derramada por muchos para el perdón de los pecados".

*A la invitación a intensificar en este tiempo la practica de la oración: "velad y orad para no caer en la tentación" (Mt 26,41) y la participación en la vida litúrgica sacramental, la Iglesia te invita  también a la limosna, la práctica de las obras de misericordia: "muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho" (Lc 7,47)

Escucha de la Palabra, oración y limosna (misericordia) son medios para "recordar lo que eres" y así alcanzar humildad, que es la mayor de la virtudes; en este tiempo no te van a faltar invitaciones a la conversión por parte de tu parroquia. Pero no olvides que el medio más importante, tanto es así que se equipara al fin que se persigue, es el mismo Dios, que en en un exceso de amor, te muestra cómo en Jesucristo, su Hijo, experimenta  en su propia carne la debilidad de la condición humana. Nos enseña de este modo tan admirable que el abajamiento a la propia realidad de nuestra carne es el primer paso para ser elevado por Él al estado original de Adán; mejor aún a la sublime belleza de la "vida en Cristo"; ya no mirarás con nostalgia el tiempo en que fuiste  sino el presente que eres y serás, más grandioso que el primero, "pues si en Adán morimos  todos, así en Cristo todos seremos vivificados" (1 Cor 15,22).

"Recuerda que eres polvo", y recuerda todo lo que Dios ha hecho por ti. Recuerda su amor. ¿Merece la pena volverse contra Él? Conócele esta Cuaresma y conócete a ti mismo en Él.

¡Feliz Cuaresma!

*

Apéndice



LECTURA DEL LIBRO DEL GÉNESIS 3,1-19

La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?». La mujer contestó a la serpiente: «Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: “No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”». La serpiente replicó a la mujer: «No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».

Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió. Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, Adán y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios entre los árboles del jardín. El Señor Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?». Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». 1Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».

El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú | entre todo el ganado y todas las fieras del campo; | te arrastrarás sobre el vientre | y comerás polvo toda tu vida; | pongo hostilidad entre ti y la mujer, | entre tu descendencia y su descendencia; | esta te aplastará la cabeza | cuando tú la hieras en el talón».

A la mujer le dijo: «Mucho te haré sufrir en tu preñez, | parirás hijos con dolor, | tendrás ansia de tu marido, | y él te dominará».

A  Adán le dijo: «Por haber hecho caso a tu mujer | y haber comido del árbol del que te prohibí, | maldito el suelo por tu culpa: | comerás de él con fatiga mientras vivas; | brotará para ti cardos y espinas, | y comerás hierba del campo. Comerás el pan con sudor de tu frente, | hasta que vuelvas a la tierra, | porque de ella fuiste sacado; | pues eres polvo y al polvo volverás»

¡Palabra de Dios!. 

Febrero 2024
Casto Acedo 

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