jueves, 6 de febrero de 2025

En tu nombre echaré las redes (Domingo 9 de Febrero)

 

EVANGELIO Lc 5,1-11

Subiendo a la barca de Simón, Jesús le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».

Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse.

¡Palabra del Señor! 

El Papa Francisco, en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013) habla de una “acedia paralizante” o desgana, un oscuro mal de nuestro tiempo (EG 81), arraigado en grandes sectores de la Iglesia y que puede tener una raíz más o menos consciente en el imposible de querer hacer un cristianismo sin Cristo. Muchas leyes, normas y costumbres, muchos ritos que resultan pesados e infructuosos para el ánimo, y poca experiencia de vida. El alma se seca en la rutina, y de ésta se pasa al aburrimiento. "Cuando más necesitamos un dinamismo misionero que lleve sal y luz al mundo -dice el Papa-, muchos laicos sienten el temor de que alguien les invite a realizar alguna tarea apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su tiempo libre. Hoy se ha vuelto muy difícil, por ejemplo, conseguir catequistas capacitados para las parroquias y que perseveren en la tarea durante varios años. Pero algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con obsesión su tiempo personal. ... Algunos se resisten a probar hasta el fondo el gusto de la misión y quedan sumidos en una acedia paralizante" (EG 81). En esta situación nos parecemos a los discípulos que tras una noche de brega  parecen poco animados a seguir la tarea. 

Y, de repente, en la palabra de hoy aparece Jesús, que concluido su sermón al pueblo desde el púlpito de la barca de Pedro podría proponer a los pescadores un tiempo de relajación y de charla amena. Sin embargo, “cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y echad vuestras redes”. La respuesta de Pedro no se hizo esperar: "hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada", no merece la pena insistir. ¡Qué bien parece describir esta escena el panorama expuesto por el Papa Francisco en el texto citado antes! Una Iglesia de cansados, poco dispuestos a la tarea de catequizar, desmotivados.

Sin embargo el Espíritu se abre paso en la mente de Pedro que recibe una luz que le obliga a seguir hablando: “Hemos estado bregando toda la noche ( ... ) Pero, por tu palabra, echaré las redes”. En el intermedio de las dos frases, ahí donde se abre un paréntesis con puntos suspensivos, hay un breve silencio que  saca a Pedro de su desgana. En la oscuridad del desánimo un rayo de fe abre la mente y el corazón del apóstol; un kairós o instante luminoso que prende en el alma de Pedro el fuego del entusiasmo. ¿Qué pasaría por su mente y su corazón para pasar de la desgana a la esperanza y la acción? La reconsideración del mandato de Jesús, "rema mar adentro", suscita en Pedro el entusiasmo necesario para ponerse manos a la obra. 

Hasta ese momento Pedro y los otros, fiados en su maestría de pecadores, habían gastado sus energías sin resultados; pero cuando salen a pescar con la seguridad de saber que lo hacen en nombre de Jesús, “puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaron a reventarse”. La maestría en el oficio de la evangelización (técnicas de evangelización) es muy importante, pero si no se va en nombre de Jesús (fe, experiencia) la pesca se resiente.

*


La sensación que damos en la Iglesia es la de pescadores cansados que lo han  intentado todo. Hemos inventado slogans ingeniosos y organizado eventos deslumbrantes para la evangelización, hemos cumplimentado con creces la agenda parroquial y diocesana de actividades, e incluso hemos atendido a más pobres que en ninguna otra época histórica; pero  sólo hemos conseguido unos pocos peces, de los cuales muchos enfermaron y otros murieron, porque lo más que le ofrecemos en el ámbito de  nuestras iglesias es una pecera estrecha, humanamente muy cómoda, pero poco propicia para un crecimiento y desarrollo espiritual en profundidad. Hemos caído en la trampa de querer una Iglesia adaptada a la mentalidad mundana, afín la "sociedad del cansancio";  así llama un perspicaz filósofo contemporáneo a nuestra cultura consumista e insatisfecha 

La pesca de Pedro fue abundante. La causa no estuvo en la fuerza de Pedro y los suyos. Estaban cansados y desanimados. “Hasta ahora no hemos pescado nada” ...  “pero no se haga mi voluntad sino la tuya… En tu nombre, por tu voluntad, echaré las redes”. Parte esencial para el milagro de la renovación de la Iglesia es la decisión de volver a considerar la invitación a pescar que hace Jesús, la decisión de Pedro de dejar de hacer las cosas según su criterio para hacerlas al gusto de Jesús. La fuerza de Dios obra en la debilidad del misionero. 

*

Puedes hacer tuyo en este día un conocido texto extraído de los Sermones de san Antonio:

En tu Palabra, no en la mía,
echaré las redes.

Mientras las eché en mi palabra
no pesqué nada.

¡Lástima!
Cuántas veces las eché en mi palabra,
me lo atribuí a mí mismo, no a Ti;
me prediqué a mí y no a Ti;
prediqué mis palabras, no las tuyas.

Por eso no pesqué nada;
y si algo atrapé no fueron peces,
sino ranas locuaces que me alabasen,
lo cual es nada.

Pero en tu palabra echaré la red.

Echa la red en la palabra de Jesucristo
quien nada se atribuye a sí mismo,
sino todo a Él;
quien vive en conformidad
con lo que predica;
si así lo hiciere,
la captura de peces será copiosa.

 Hermosa oración-reflexión-meditación. Aprovecha para hacerla tuya esta semana. Y para echar las redes en nombre de Jesús.

Feliz domingo.

Febrero 2025

Casto Acedo. 

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