viernes, 24 de mayo de 2024

Santísima Trinidad (26 de Mayo)


EVANGELIO
Mt 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor

* * *

Orar, reflexionar o predicar acerca del Misterio de la Santísima Trinidad no es fácil. Pero hay que intentarlo. En tiempos de pluralismos religiosos nos jugamos en esto mucho, por no decir el todo, del futuro de nuestra vida personal y eclesial. Tal vez hoy más que en ningún otro tiempo deberíamos poner la mirada, la mente y el corazón en el Dios Trino, esforzarnos en definir y en contemplar a nuestro Dios frente a la tendencia contemporánea a afirmar que "el Dios de todas las religiones es el mismo e igual para todos".

Es cierto que si hay un sólo Dios, que este es único y es buscado por las personas siguiendo cada cual sus tradiciones. Pero nosotros creemos en el único Dios de Jesucristo. Esta es nuestra tradición, la que nos transmitieron los Apóstoles. La fe cristiana, si la miramos en el contexto del mercado de las religiones, tiene unas connotaciones que nos confirman que a nosotros quien nos enamora es un Dios muy concreto,  El Dios que Jesús que se revela p desde la creación en el Antiguo Testamento hasta Pentecostés en el Nuevo; en la historia de la salvación se va dando a conocer paulatinamente como Padre, Hijo y Espíritu Santo, Trinidad Santa.

Digamos algo acerca de nuestro Dios Trinitario.

*


Dios es misterio

Como he dicho ya, no es fácil hablar de Dios. Ante misterio tan grande, dicen algunos teólogos que sólo nos queda el silencio. La llamada "teología apofática" nos advierte que para decir algo de Dios conviene más recurrir a las negaciones que a las afirmaciones. ¿Qué quiere decir esto? Pues que si de Dios afirmo, por ejemplo, que "es Padre", o "misericordioso", o "creador", etc., con más certeza puedo decir que "no es Padre", "no es misericordioso", "no es creador", o "no es redentor"...  Las ideas que desde mi experiencia expreso con esos atributos siempre serán limitadas. Porque Dios es mucho más que un padre, por muy alto que sea nuestro concepto de paternidad; y lo mismo podríamos decir de nuestro concepto de misericordia, de creación o de redención. El amor de Dios es siempre inaudito. Por eso, ante su Presencia, tal vez lo mejor sea el silencio reverente.

Entonces, ¿no decimos nada? Tal vez en el ámbito de la oración contemplativa -y hoy celebramos el día Pro-orantibus- sea la mejor opción, pero para dar razón de nuestra esperanza (1 Pe 3,15) a quienes andamos en los ajetreos de la vida necesitamos la palabra. Y es el mismo Dios quien se hace Palabra en Jesucristo acercándonos el misterio de su ser en un lenguaje que, con sus limitaciones y posibles equívocos podemos entender. Ese lenguaje es Jesús de Nazaret, que con su vida y su predicación nos revela un Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. 

Es fácil de entender que Dios se revele como padre, como hijo y como espíritu. Pero el dogma que hoy meditamos no es tan simple para solucionarlo con un simple "como"; porque no decimos que Dios "se da conocer como" Padre, Hijo y Espíritu (modalismo), sino "que es" Padre, Hijo y Espíritu. Tres personas distintas, pero un solo Dios; tres personas en una sola naturaleza divina. Lo único coherente que se puede decir del Dios de Jesucristo es que es misterio, "Misterio Trinitario".


¿Qué es un dogma? 

La Trinidad es para el cristiano un dogma de fe. Pero, ¿qué es un dogma? 

Dice el diccionario que un dogma es "una creencia de carácter indiscutible y obligado para los seguidores de una religión"· Resulta curioso que los dogmas de fe sean considerados por los intelectuales laicistas como una coacción e intromisión en la libertad de pensamiento, cuando en realidad lo único que pretenden es fijar las líneas rojas que alejan de la fe común. 

El dogma preserva al misterio del peligro de banalizaciones, pero no cierra puertas sino que las abre. Decir que en Dios hay tres personas es como decir que estamos ante una realidad indomeñable, imposible de encerrar en conceptos, y por tanto una realidad siempre abierta a nuevas conquistas, a un futuro sin límites tanto para la razón como para la existencia. Es precisamente el desarrollo del dogma de la Santísima Trinidad el que ha propiciado en nuestra cultura el surgimiento del  concepto de "persona" y su dignidad, o el desarrollo de los derechos humanos a partir de la igualdad y la unidad de la humanidad, una y múltiple, imagen de Dios.

Decir de Dios que es Misterio no es concluir que sea algo oscuro, temible, inaccesible, hermético, frustrante. El Misterio de Dios es dogma de fe "ciega” no por falta de luz sino por exceso. La luz de Dios, paradójicamente, ilumina nuestra mente y nuestro corazón para ver la realidad de la vida con mayor amplitud; aunque esa misma luz impide “ver a Dios cara a cara” y aprehenderle con las pupilas de la inteligencia humana. "Nadie puede ver a Dios y seguir viviendo" (Ex 33,20). Podemos decir que de Dios siempre es más lo que desconocemos que lo que conocemos. Y es precisamente este "Dios escondido" (Is 45,15) o desconocido (cf Hch 16,23), Misterio inagotable de conocimiento, vida y amor, el que el dogma de fe pretende definir. ¿Para qué? ¿Para que la razón se someta ante lo inexplicable? No. Para que el pensador cristiano, apoyado en una base sólida, pueda seguir profundizando en el Misterio y sacando de él la sabiduría necesaria para conducirse en la vida. 

No confundas, por tanto, dogma (verdad de fe que te abre a nuevas perspectivas) con dogmatismo (vicio que consiste en hacer del dogma un punto de llegada y no de partida).


Algo práctico a partir del Misterio 
de la Santísima Trinidad. 

Lo que he dicho hasta ahora es muy teórico. ¿Se puede sacar algo práctico de ello? Por supuesto que sí. La Trinidad no es solo la exposición de unos razonamientos abstractos; de esos razonamientos (metafísicos) se pueden sacar enseñanzas que nos sirven para profundizar en nuestra fe personal y eclesial de cara a compromisos muy concretos (físicos). Señalamos algunas de esas deducciones prácticas:

1. Dios es Misterio. Una verdad ésta que nos dice que Dios está incluso por encima de cualquier verdad. No se accede a Él por el conocimiento claro y preciso de la filosofía sino por la “oscuridad de la fe”, es decir, por el silencio de la mente, que con Job ha de decir; “he hablado insensatamente de maravillas que me superan y que ignoro" (Job 42,3). Por tanto, no limitemos el ser de Dios a nuestras pobres ideas acerca de Él, y tengamos cuidado, porque tendemos siempre ha hacernos un Dios a nuestra medida, un Dios insensato. Por eso, cuando te parezca que de Dios lo tienes todo claro y bien aprendido, sospecha e interioriza: Dios es Misterio.

2. Dios es pluralidad en la Unidad. No decimos que Dios sea tres dioses en uno, sino tres personas distintas y un solo Ser. Hay Unidad porque hay pluralidad. Las personas se definen por su relación: hay un Padre porque hay un Hijo, y viceversa; y hay un Espíritu de amor que no circularía sin un desde dónde y un hacia donde entre las personas. Es la relación lo que hace a las personas ser personas. Hermosa enseñanza. Porque si tú y yo hemos sido creados a imagen de Dios, nuestro ser personal sólo puede crecer en la relación con Dios y con los hermanos. Dios no es un ser solitario encerrado en sí mismo, es relación, es amor.

3. Dios es Comunión. En la trinidad se da un estar y moverse de cada una de las personas en las otras (perijóresis). El Hijo y el Espíritu están en el Padre, el Padre y el Espíritu en el Hijo y el Padre y el Hijo en el Espíritu. ¡Vaya juego de palabras! Están en perfecta comunión y no se anulan sino que su estar y comunicarse mutua y eternamente potencia la identidad propia de cada persona. Un mensaje para quienes piensan que los lazos de unión eternos anulan la personalidad o la libertad. Vivir en Otro y para otros no es renunciar a ti mismo, es encontrarte, porque ¿para qué existes sino para amar a Dios y al prójimo?

4. Dios es comunidad.  La autocomunicación libre y soberana de Dios a los hombres es misterio de comunión. El diálogo de amor que Dios ofrece es comunión, porque Él mismo es comunión de personas. Dios es comunidad. ¿Pueden tres amarse de tal modo que sean al mismo tiempo uno? El libro del Génesis dice que el amor puede hacer de dos -hombre y mujer- uno solo (cf Gn 2,24; Mt 19,5), misterio que san Pablo referirá a Iglesia como diversidad de miembros que forman la unidad de un sólo Cuerpo de Cristo (cf Ef 5,2). Es el misterio del amor: desaparecer en el otro o en los otros y así vivir entrando a formar parte del Otro y de los otros.

5. Dios es misión. Hay quien ve contradicción entre oración y acción, vida contemplativa y vida activa. ¿Se puede ser a la vez profeta y místico, muy espiritual y muy comprometido con la causa del Reino? La respuesta no está en la alternativa de ser una cosa u otra, porque si falta alguna de ellas no se está en el camino correcto. Dios, desde su misma comunión es misión (missio). La Escritura atestigua el envío del Hijo por el Padre (Gal 4,4;) y el envío del Espíritu por el Padre (Gal 4,6) y por el Hijo (Lc 24,49) para la salvación de todos. Un envío que pertenece al ser de Dios. La vocación misionera del cristiano, imagen de Dios, tiene como fin hacer presente al Hijo y al Espíritu en la historia y en el mundo. Ser misionero es esencial a quien entra en la órbita de la Santísima Trinidad.

Creo que bastan estos ejemplos para que podamos sacar algo práctico de la contemplación del  Misterio que hoy nos ocupa:

*apertura del corazón y de la mente al infinito,
*trabajar por la unidad de todos en el Uno,
*procurar la vida familiar y de comunidad respetando la identidad y libertad de cada miembro, no anulando sino animando con empatía amorosa,
*darle importancia a la comunión con Dios (vivir en Cristo) como cada persona de la Trinidad vive en comunión con las otras, hallando ahí la plenitud de mi vida,
*y darle también importancia a mi vocación misionera, no guardando para mí tanto amor como recibo.

*


Dia Pro-Orantibus 

Santo Domingo de Guzmán propuso el slogan: "Contemplare, et contemplata alii tradere". Primero, contempla, luego transmite a otros lo contemplado.  En este día  -¡qué bien elegido celebrarlo en la Solemnidad de la Santísima Trinidad!- mis felicitaciones a todos aquellos que dedican su vida a la contemplación, de modo especial a la comunidad de Carmelitas de Talavera la Real (Badajoz) y a la comunidad de Carmelitas del Desierto de san José de las Batuecas (Salamanca).  Ellos y ellas son para mí referentes del valor y la riqueza espiritual cristiana; su vida oculta anima mi tarea misionera en el mundo. 


¡Cuánto amor brota y se expande en los monasterios de vida contemplativa! ¡Gracias a todos por la energía que transmitís al mundo con vuestra oración!

Y, como no: felicitar a mi comunidad de la Santísima Trinidad de Trujillanos (Badajoz), de la que soy párroco, y que con tanta fe celebran este misterio desde una lectura muy teológica: "otros pueblos tienen su santo patrón, nosotros tenemos el más grande, Dios, la Santísima Trinidad! Y cuánta razón llevan.

¡Gloria al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo!

Mayo 2024
Casto Acedo.

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