domingo, 19 de septiembre de 2021

Saluda y bendiciones del párroco

Saluda

Queridos feligreses de las Parroquias de san Pedro Apóstol y Santísima Trinidad. Un saludo en Cristo.

Dicen que “nunca segundas partes fueron buenas”. Pero yo no me tomo mi llegada como una segunda parte. No voy a enlazar con lo que dejé hace 30 años. Y tengo dos buenas razones para ello.

Primero porque estas parroquias y estos pueblos no son los mismos que dejé atrás. Los años no pasan en balde. Han cambiado muchas cosas a nivel cultural, social y político; y también a nivel de fe e Iglesia. Las nuevas generaciones se mueven por valores muy distintos a los de hace treinta años.

Se mantienen muchas “tradiciones religiosas” (más bien las llamaría "costumbres": comuniones, entierros, fiestas, algunas bodas, etc…), pero el fondo con que se viven es distinto. Nuestros pueblos han crecido en secularización y en consumismo; hemos puesto mucho empeño en el cultivo de los bienes y el bienestar material, y  está bien; pero ¿no hemos dejado a un lado la dimensión espiritual de la existencia? No basta con “vivir bien”, también necesitamos saber en qué consiste realmente el “vivir bien”; de lo contrario podemos caer en la trampa de pasar los días como pájaros en jaulas de oro, satisfechos a la vez que hastiados de tanto confort.

En segundo lugar, no considero que vaya a vivir una segunda parte de lo que fue porque yo no soy el mismo. No tengo la misma edad (27 años entonces, 63 ahora), ni la misma energía física, ni la misma visión de la vida y de la religión. Para quienes sean menores de 35 años soy un desconocido… para los que superan esa edad soy “un recuerdo”; alegre para aquellos a quienes caí bien, y no tanto para quienes tuvieron que sufrirme.

Por tanto, no consideréis mi nueva estancia en estas parroquias como una segunda parte (mirada al pasado) sino como una nueva etapa (mirada al presente, que es siempre nuevo y abierto).


Esperar  y trabajar el presente

En estos años que nos separan de mi primera estancia entre vosotros he cambiado, aunque espero que haya sido para bien. Ahora valoro más la vida interior que la exterior, doy más importancia a lo que tengo que hacer para crecer como persona que a qué hacer para caer bien a la gente. Voy descubriendo que en la vida no hay nada como ser uno mismo siendo exigente a la hora de conocer los propios errores para tratar de corregirlos.

¿Qué podéis esperar de mí? Desde luego no esperéis que sea una repetición de los años ochenta-noventa del siglo pasado. En eso de la esperanza estoy con san Juan de la Cruz que decía  que el mayor enemigo de esta virtud es “la idea, la ilusión, el sueño" de lo que esperamos. Él dice que no llegamos a descubrir a Dios -que está en nuestra vida- porque “esperamos un Dios ideal, fruto de nuestra imaginación”. Y Dios sigue viniendo y estando, pero de manera sorprendente, inesperada. Hay que poner la atención en el presente de la vida, en lo que te ocurre en cada momento, para poder verlo. Nuestra “idea de Dios” es un ídolo, un Dios falso. También la idea que muchos tengáis de mí es falsa. Sólo es la invención y el fruto de vuestra memoria.  

Al Dios verdadero se le descubre en el día a día, y a las personas también.  Si quitamos nuestros prejuicios religiosos y personales, “ilusorias esperanzas”, prevenimos nuestras decepciones. Creo que esto es importante. No pongáis esperanzas en "el párroco que fui", ya no existe. Tampoco yo pondré mis ilusiones en los pueblos que fueron, porque ya no son. Pongámonos a trabajar en el aquí y ahora. De lo que fue recojamos sólo el amor que Dios nos dio en su momento; le damos gracias por ello; pero no nos detengamos a vivir de nostalgias, de batallas pasadas, como hacen las personas que ya se han dado por vencidas. La única vida es la que vivamos en el día a día. 

Me gustaría que me vierais más como quien viene a acompañaros en la búsqueda de Dios que como alguien que os trae algo ya encontrado. Una parroquia no es una “estación de servicio” donde adquirimos la fe a un módico precio; es más bien un espacio donde cada uno comparte lo que vive. Y yo, aunque sacerdote, soy hombre y cristiano como vosotros. Mi sacerdocio no anula mi humanidad, y por eso soy consciente de que tengo las mismas virtudes y defectos que todos; como sacerdote creo que me debo exigirme más, y como párroco adquiero una responsabilidad que no podré llevar a cabo sin vuestra colaboración; desde aquí os la pido.

Iglesia (parroquias) en salida
 
Dice el Papa Francisco que la iglesia no debe ser auto-referencial, es decir, no debe tener como objetivo el predicarse y alabarse a sí misma; el ser de la Iglesia es servir al Reino de Dios. ¿Qué es el Reino de Dios? Pues no es otra cosa que una situación en la que Dios, su amor, su misericordia, su presencia, son lo primero… Podría decirse que El Reino de Dios es el mismo Dios, Jesucristo. La razón de la Iglesia es el anuncio del evangelio de Jesucristo: poner a Dios-amor en medio del mundo.

También dice el Papa que quiere una “Iglesia en salida”. Hay quien piensa que esto significa que debemos salir a buscar ovejas perdidas y a pescar peces para traerlos al redil o a la barca de la Iglesia. Creo que quienes piensan así no han entendido el mensaje de Jesús, que es el que predica el Papa. Lo que pide el Papa es una Iglesia que salga de sus seguridades y se haga presente allí donde se le necesita. Jesús es el modelo. Y si viniera hoy no estaría tan preocupado por el hecho de que las Iglesias no estén muy llenas sino por la desconexión que esa Iglesia pudiera tener de los problemas reales de la gente. Una Iglesia, una parroquia, en salida es una Iglesia que se hace presente a quienes están buscando una palabra, un gesto o un hogar donde descansar sus cansancios y sus sufrimientos. Pues bien, esta es la Iglesia que os invito a redescubrir y seguir construyendo.


 Cuento con vosotros. Bendiciones.

No vengo a unas parroquias nuevas, sino marcadas por el trabajo de unas generaciones de cristianos que han vivido la fe en conexión con los sacramentos (misa, semana santa, bautismo, confesión, confirmación, matrimonio, entierro… ) y las fiestas (Virgen dela Albuera, Santísima Trinidad, san Isidro) muy concretas. Debemos mantener estas tradiciones cuidando el “cómo las celebramos” pero sin dejar de profundizar en el “qué celebramos”, ahondando en el sentido que le damos a todo eso en lo que gastamos tantas energías. Mantener viva unas tradiciones es cultivar los valores en los que dichas tradiciones nacieron. Espero poder seguir ayudándoos a ahondar en la riqueza de las devociones propias de nuestros pueblos.

Creo que un buen lema para lo que espero de mí y de vosotros es el que nos regala el Evangelio de este domingo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Vengo a serviros como sacerdote, y espero que poniéndonos todos en actitud de servicio llevemos adelante el Reino de Dios en Trujillanos y en san Pedro de Mérida. Bendiciones.

Vuestro Párroco. Casto Acedo. 

Trujillanos - San Pedro de Mérida. 19 de Septiembre de 2021

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