Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
* * *
“Cada vez que veo tu fotografía descubro algo nuevo que antes no
veía, y me hace sentir lo que nunca creí”.
Así comienza un tema de Luz Casal de bastante éxito no sólo por la música sino por su letra, que expresa
con mucho acierto los sentimientos propios del enamoramiento y el deseo de que
esa experiencia no tenga fin; el título, Lo eres todo (clickando puedes ir a ella),
da a entender que el amor envuelve de tal modo a quien se enamora que colorea todos los aspectos de su vida.
Dejando aparte alguna
expresión inoportuna (“dame tu oculto rencor”) la canción conecta con la experiencia amorosa, sea esta profana o religiosa. Cuando se ama a alguien el pasado se
relee con ojos del presente y se aspira a que el futuro complete el
éxtasis: “Te lo pido, por favor, que me des tu compañía, de noche y de día. Lo
eres todo”.
El amor cambia tu visión de la vida. Cosas que antes no entendías, e incluso te negabas a entender, ahora
las comprendes y las aceptas, detalles que detestabas ahora te atraen, lo que
era oscuridad se hace luz, lo absurdo pasa a ser razonable. Es lo que ocurre con
el texto de las bienaventuranzas.
* * *
El Sermón del monte (Mt 5-7), y especialmente las
bienaventuranzas, son una pasada cuando son leídas como un retrato de Jesús. Digo retrato
y no fotografía porque un retrato no se limita a fijar automáticamente en un papel la
imagen que enfoca sino que va más allá y apunta a describir las características
misteriosamente ocultas del personaje retratado. ¿Qué son las bienaventuranzas sino una descripción de Jesús? Bajo el misterio de su persona hallas el sentido oculto de las bienaventuranzas: felices los pobres, felices los que lloran, los que tienen
hambre y sed de justicia, los que trabajan por la paz, felices los perseguidos, … ¿No hablan
del mismo Jesús estas sentencias? Y ¿quién las puede entender si no se adentra en su misterio?
La
trayectoria profética de Jesús, su predicación y su vida resumidas en el mensaje de las bienaventuranzas, pone al descubierto la latente maldad que se esconde bajo el ornato de las riquezas, los placeres efímeros, la risa fácil, el desprecio del justo o la ostentación del poder. Y por otro lado, muestra Jesús la grandeza de lo pequeño (Lc 1,46), lo cercano y lo humilde (Lc 21,1-4); revela la importancia de lo humanamente insignificante (Mt 11,25), la dignidad que posee
quien se mantiene fiel a los principios del amor, la paz, el perdón y el amor en y a
pesar del rechazo (Lc 21,12-19). Jesús es "signo de contradicción" (Lc 2,34), y esa contradicción se desvela en las bienaventuranzas, proclamadas "para que muchos en Israel caigan y se levanten; ... y para que se pongan de
manifiesto los pensamientos de muchos corazones" (Lc 2,34-35).
El texto de hoy resume la Sabiduría divina, “Cristo crucificado... un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios” ( Rm 1,24) … “Misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos” (Col 1,26; Ef 3,9). La lógica absurda de las bienaventuranzas -¿cómo casar “felicidad” con “pobreza”, “llanto”, “persecución”, “agravios”, etc”.?- sólo se esclarece contemplando el amor de Dios en Jesucristo.
La clave interpretativa última del sentido de las bienaventuranzas se da en la Pascua, que reconcilia sorprendentemente la aporía muerte-resurrección, núcleo de su mensaje evangélico (Jn 12,24). Vivir cada una de las bienaventuranzas es morir a todo lo que me destruye (riqueza, violencia, soberbia, etc) y resucitar a la libertad de la pobreza, la paz y la misericordia, etc.
El final del evangelio de hoy conecta con el final de la vida: “Alegraos y regocijaos
porque vuestra recompensa será grande en el cielo”. Y aquí, para evitar una lectura exclusivamente
escatológica, me permito citar a santa Teresa cuando dice que el cielo es dónde
está Dios (Camino 28,2), y por tanto incluye también la interioridad de cada
persona. La felicidad que Jesús predica no es sólo para el más allá, también lo es para el más acá. ¿Acaso fue Jesús un infeliz? Ciertamente sufrió con
nosotros y a causa de nosotros, pero ya sabemos que quien es sensible al dolor
no lo es menos al gozo (Mt 11,25).

Así pues, Jesucristo
es la Sabiduría de Dios, la mejor opción para organizar tu vida.
*Ahí donde todos dicen
dinero, dinero, dinero, …y venden al pobre por un par de sandalias (Am 8,4-7) para conseguirlo, Jesús dice “no podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16,13), e invita a gustar la vida en
libertad, no atados a nada: “Felices los pobres”.
*Allí donde los
poderosos ejercen el dominio devastando y empobreciendo la tierra con la
sobreexplotación, Jesús invita a la economía doméstica, a la humildad, a la mansedumbre, al
respeto y delicadeza para con las personas y la naturaleza como el camino más apropiado para la armonía social y el cuidado de la tierra.
“Felices los mansos porque heredarán la tierra”.
*A la madre que llora a
su hijo enfermo o muerto a causa de un misil envenenado por el odio, Jesús le ofrece
el consuelo de una iglesia que en Caritas permanece abierta y en acogida a los
sufrientes, y una promesa de que la victoria es de Dios (Ap 7,10). “Felices
los que lloran porque serán consolados”.
*A quienes se indignan
ante la mentira, la corrupción, las manipulaciones, la estafa, la prepotencia o
el fariseísmo, Jesús les anima a ser profetas en nuestro siglo, denunciando la
injusticia y manteniendo la fidelidad con valentía, honestidad y perseverancia.
“Felices los que tienen hambre y sed de justicia porque quedarán saciados”. ¿Quién sacia su sed de vida sino el que se compadece de todos?
*Frente a la
locura que proponen los discursos del odio y la venganza como solución a los
problemas de la humanidad, Jesús habla de la compasión sin límites (Lc 23,24)
como camino para un cambio sostenible de la vida personal, familiar,
social, política y económica. “Felices los misericordiosos porque alcanzarán
misericordia”.
*Ante quienes se empeñan
en no ver a Dios como fuente y dueño de la vida, y justifican su ceguera y su barbarie
con eufemismos tales como “muerte digna o eutanasia”, “interrupción voluntaria
del embarazo”, “guerra justa”, “enriquecimiento lícito”, “droga legal”, etc., Jesús
propone recuperar la mirada inocente, limpia y transparente del niño no
pervertido por las sucias miradas egoístas (Mt 18,2). “Felices los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios”.
*Ante los que se niegan
a conversar aferrándose al dominio y la violencia como único modo de resolver
los problemas, a los señores de la guerra, Jesús les enseña que el camino para la
paz no puede ser otro que el encuentro, el diálogo y el perdón mutuo (Lc 6,27-29).
“Felices los que trabajan por la paz”.
*A quienes rehúyen la
responsabilidad y los compromisos que se derivan de su condición de ser humano
o creyente cristiano, y viven bajo el miedo a represalias si hablan y obran la
verdad en el momento oportuno, Jesús les anima a ser valientes, a no traicionarse
y a mantenerse firmes en el momento de la prueba (Lc 12,4). “Felices
cuando os insulten y os persigan por mi causa”.
Cuando san Pablo habla de la “Sabiduría de Dios escondida antes de los siglos” (Col 1,6) habla de Jesucristo, de su persona inseparable de su enseñanza y su modo de vida (evangelio). Ya ha quedado dicho que el Sermón del monte rebosa sabiduría; su secreto está en que más que referirse a una dogmática o una moral se refiera a Jesús, él es la Sabiduría personificada. Si observas cada una de las bienaventuranzas comprendes que son un retrato bellamente dibujado del su ser divino-humano; una sabiduría que se adquiere y conserva siendo fiel a Dios, al mundo y a
ti mismo. Dos palabras: discipulado y seguimiento. ¿No te parecen realmente sabias estas propuestas?
* * *
Como el enamorado o
enamorada del tema musical con que abríamos este comentario, “cada vez que veo
tu fotografía -el retrato de Jesús-, cada vez que leo los evangelios, descubro
algo nuevo que antes no veía, y que me hace sentir lo que nunca creí”; el rostro de Jesús que veo en las bienaventuranzas me hace pasar de la contemplación a la fe.
No
dejes de aplicarte a la escucha atenta del evangelio (lectio divina), lee despacio, medita, ora, contempla una y otra
vez las palabras del Sermón del monte. Cada vez que lo hagas sabrás algo nuevo de Jesús. Escucha lo que dice san Juan de la Cruz:
“Por más misterios y
maravillas que han descubierto los santos doctores y entendido las santas almas
… les quedó todo lo más por decir, y aun por entender, y así, mucho que ahondar
en Cristo; porque es como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que,
por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término; antes van en cada seno
hallando nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá. Que por eso dijo san Pablo
(Col. 2, 3) del mismo Cristo, diciendo: … En Cristo moran todos los tesoros y
sabiduría de Dios escondidos” (Cantico 36,3)
Merece la pena excavar en la mina del evangelio a la búsqueda del tesoro: Jesucristo y su propuesta de vida; en Él está la felicidad que buscas. Bucea en su Misterio. Aplícate una y otra vez a la tarea. Aprenderás
por experiencia que Cristo es la fuente inagotable de felicidad y amor que andas buscando.
Feliz Domingo
Enero 2023
Casto Acedo
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