Jesús entra en Jerusalén
Mi entrada en la Semana Santa
La pregunta para nosotros hoy es: ¿Cómo entro yo en Jerusalén? ¿Cómo entro en la Semana Santa? ¿Qué espero de ella?
*Muchos no creyentes o los que se dan en llamar creyentes pero no practicantes entrarán en estos días como se entra a saco en unas vacaciones joviales. Con el regocijo propio de quien tiene unos días por delante para disfrutar aclamarán a Jesús el domingo de Ramos, pero no le seguirán al patíbulo, no estarán dispuestos a dejar sus cómodos menesteres para morir con y por Él. Cuando el viernes Santo lo vean con la cruz a cuestas puede que les apene verlo entrar en el templo, la basílica o la catedral, pero no le visitarán en los arrabales. Jesús murió fuera de las murallas.
*También los habrá que, como Judas, sacarán el provecho de unas monedas aprovechando el atractivo turístico que provoca el sufrimiento de un crucificado de hace siglos que sigue haciendo notar su dolor.
*Y también habrá quienes se moverán en torno a Él según el protocolo y la conveniencia política, ¿me conviene estar en la procesión y los oficios? ¿perjudica mi imagen?
*Habrá, en fin, quien se adentre en la Semana Santa viviendo a fondo su espiritualidad de muerte y de gloria, yendo más allá del folklore y del cumplimiento religioso. Puede que no sean muchos pero son la esperanza de la Iglesia.
Tú ¿Dónde estarás? ¿Qué harás estos días? Yo te doy un consejo: haz como Jesús; no te dejes embaucar por el canto de las sirenas. No todo es trigo limpio en Semana Santa. Acepta que estos días son para muchos unos días de fiestas profanas como otras, aunque con un toque religioso, que no quiere decir evangélico.
Te supongo con un crecimiento
espiritual suficiente como para aceptar la realidad de la semana contemplándola desde dentro sin dejarte embaucar por ella. Acepta que tendrás problemas para hallar
momentos de retiro y oración, incluso dificultad para asistir a los Santos
Oficios de Jueves y Viernes y a la Solemne Vigilia Pascual. Acepta la
dificultad, pero no te sometas a ella; acepta que otros no hayan alcanzado tu nivel
de discernimiento, pero no renuncies a tus hallazgos y convicciones espirituales que son las que deberán dictar
tus actos.
A muchos de los habituales de la misa dominical, tal vez a ti también, estos días les supondrán un esfuerzo extra para asistir a los actos litúrgicos y de piedad. Parece una contradicción, pero es así. Puede que estés de vacaciones y tendrás más tiempo para el silencio y la oración, sin embargo parece que en la disponibilidad del tiempo no encajan los Oficios religiosos de la Pascua; estoy en una ciudad extraña, ¡no me apetece asistir a unos oficios religiosos lejos de mi lugar de costumbre!; tengo visitas de fuera y ¿los voy a dejar solos? La hospitalidad es importante. Ha salido un día magnífico para estar en el campo ¿me lo voy a perder?.
¡Decide! Y decide bien, porque dice más de tu fe o de la falta de ella que te pierdas los cultos de estos días que el hecho de que asistas fielmente en el tiempo ordinario. Es un síntoma de desequilibrio espiritual que no faltes ni un solo domingo a misa y, sin embargo, te ausentes en estos días tan especiales. Piensa que darle largas a Dios en sus días de fiesta mayor es como no asistir a tu boda y dejar plantado a todos, incluso a tu novia.
Entra con Jesús en Jerusalén sin titubeos, con decisión, como entró Él, con serenidad contenida, con sencillez, con los
ojos y el corazón abiertos a lo que Dios te quiere decir. Entrar en Jerusalén es dejar que Jesús entre en tu vida.
¡Feliz Semana Santa!
Marzo 2024
Casto Acedo
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