Dia 8º : TORRE
Vos sois fortísima Torre de David, de quien penden mil escudos para la defensa de los mortales contra las invasiones de los tres poderosos enemigos de sus almas y en vos encuentran todas las armas para vences sus contrarios. Pero donde singularmente os habéis mostrado Torre fortísima ha sido en vuestra imagen de LA ALBUERA, librando a vuestros devotos de los enemigos visibles e invisibles que les han hecho y les hacen continua guerra.No desmerezca mi pobre alma vuestra misericordia, ya veis que por todas partes, Señora, se ve combatida, asaltada uy circuida de sus contrarios; le hacen fuertes tiros para rendirla; si vos no la defendéis seguramente quedará vencida.Huyendo, pues e sus baterías me entro presuroso dentro de la Torre de vuestra protección, seguro que en ella lograré no sólo las armas defensivas para no quedar vencido, sino ofensivas para salir victorioso en la continua guerra que me hacen. Amparadme, asistidme, Madre mía, en este combate y concededme la gracia que os pido en esta Novena, si así conviene para lograr la eterna corona de gloria. Amén.
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Uno de títulos reconocidos a la Virgen María en las letanías del rosario es el de “Torre de marfil”, que parece una hacer referencia al juego del ajedrez, cuya torre con el movimiento del enroque sirve al rey para cambiar su posición a un lugar más ventajoso.
Ajedrez aparte, nosotros la contemplamos hoy como Torre de David, que es para el judaísmo un símbolo vinculado a la idea de fortaleza y defensa, una de las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). Y así lo expone nuestra novena: “Torre de David, de quien penden mil escudos para la defensa”.
Espiritualmente la figura del rey David asociada a la Torre sugiere la idea de garantía de la protección divina de Dios sobre el pueblo de Israel, garantizada hasta en el tiempo por su relación con Dios. Dios es, en último término, la auténtica fortaleza.
Decir que la Virgen María es “fuerte como la torre de David” es afirmar su confianza en Dios que le garantiza una fortaleza espiritual excepcional. Y al mismo tiempo, la idea de la Torre que dentro de las murallas del castillo, o en el caso de la ciudad de Jerusalén, es el reducto más seguro donde resguardarse en caso de ataque. Así se destaca también de María como Torre la protección y refugio seguros en caso de crisis materia o espiritual.
Este sentido conecta directamente con el Salmo 18, 2-3.
El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador;
mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección.
Él es mi escudo, el poder que me salva
y mi lugar seguro.
Clamé al Señor, quien es digno de alabanza,
y me salvó de mis enemigos.
Salvando las distancias podemos leer este salmo en clave mariana, no tanto por ensalzar su fortaleza hasta considerarla una diosa cuanto para destacar que la fuerza a ella le viene de Dios “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes” (Lc 1,52).
Hace referencia la novena a los tres enemigos del alma, a los cuales hay que combatir. No se mencionan en el octavo día cuáles son los enemigos a los que se refiere el autor, pero sí en la oración final para todos los días, donde se dice: “Mi flaqueza acude a vuestra clemencia, pidiéndoos me alcancéis de vuestro hijo gracia para resistir a las tentaciones del Mundo, Demonio y Carne”.
La vida es “combate espiritual”. Nuestra alma (pensamientos, emociones y deseos) se ve acosada por estos tres enemigos:
a) El primer enemigo es el Mundo, que no es la creación, que es buena y amiga, sino la “mentalidad ambiental” que justifica la avaricia, el poder y la gloria del hombre. El mundo es un modo de pensar que considera la vida como una carrera para tener dinero, ser alabado por todos y alcanzar altos puestos políticos o económicos. Sin que el alma se de cuenta el Mundo impregna a la persona de egoísmo y ceguera que no le dejan ver a Dios, verse a sí misma o ver al prójimo. El mundo es lo opuesto al Reino de Dios, donde la bondad, la justicia y la paz son la tónica.
b) El segundo enemigo es el Demonio, personificación del mal, que seduce al alma haciéndole ver como atractivas cosas que a la postre destruyen a las personas: avaricia, ira, soberbia, etc. Es importante ser conscientes del atractivo del mal. El demonio es el padre de la mentira y sabe cómo atar al alma ofreciéndole males bajo forma de bienes. ¿No es tractivo tener dinero, poder o gloria? No son malas estas aspiraciones, pero sí lo son cuando el precio para alcanzarlas es el servicio al mal.
c) Y finalmente, la Carne, que no debemos confundir con el cuerpo, que, como todo lo creado, es bueno. La Carne es el apetito desordenado de placeres, gustos y deseos que hacen que cosas que son buenas en sí, como el comer, el beber, el descansar o la práctica sexual, terminen dominando la vida de las personas. No está el mal en las cosas; Dios nos es enemigo del disfrute de la vida; pero ¡cuidado con el apetito obsesivo de ellas!.
No es fácil mantenerse libre de la esclavitud a la que pueden someternos estos enemigos. El remedio ante nuestra flaqueza está en buscar fortaleza refugiándonos en la Torre de David, a ir a ella nos invita nuestra Virgen de la Albuera. Acudiendo a ella “ lograré no sólo las armas defensivas para no quedar vencido, sino ofensivas para salir victorioso en la continua guerra que me hacen”; es decir, no sólo no caeré en las asechanzas del mal porque pasivamente me dejo en brazos de mi Madre de la Albuera sino que además trabajaré activamente para que desaparezcan los sufrimientos que trae consigo la injustica de servir al Mundo, al Demonio o a la Carne.
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Termina hoy tu novena acogiéndote a la misericordia divina y a la intercesión de la Virgen, cuya fortaleza y belleza le hacen merecedora del título de “Torre de David” y “Torre de Marfíl”.
Abril 2024
Casto Acedo
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