martes, 26 de abril de 2022

Novena Virgen de la Albuera (Día 9º. Puerta)

NOVENA 

A LA VIRGEN DE LA ALBUERA

Dia 9º. Puerta

Vos sois, ¡Oh Abogada y patrona nuestra!, aquella hermosa Puerta que vio Ezequiel cerrada siempre para la culpa y abierta para la misericordia. Vos sois aquella puerta de oro donde el pobre paralítico pedía limosna y la lograba. Vos sois, finalmente, aquella puerta del cielo que vio Jacob de nuestra España, Santiago, por donde todos los justos han entrado en la gloria. Hasta ahora a nadie se le ha cerrado esta puerta; a cualquiera que ha pedido a ella se le ha socorrido en lo necesario. Pues, Señora, no sea yo sólo el desgraciado que llegando a vuestra puerta, tan patente para todos, la halle para mí cerrada. Aquí me tenéis postrado a vuestros pies; llamando estoy a la puerta de vuestra misericordia; no me desechéis sin consuelo ni sin el favor que os pido en esta Novena, si conviene para adoraros por una eternidad en la gloria. Amén.

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Hay una puerta en la parte este de las murallas de Jerusalén (hoy tapiada; ver foto) que el profeta Ezequiel señala como la puerta por donde entrará el Mesías esperado en su venida. A esta puerta también se le llama la puerta Dorada o la puerta Hermosa. En esa puerta san Pedro curó a un paralítico que pedía limosna, según cuenta el libro de los Hechos de los apóstoles.

Apelando imaginativamente a esta puerta el autor de nuestra Novena nos presenta hoy a la Virgen de la Albuera como “aquella hermosa Puerta que vio Ezequiel cerrada siempre para la culpa y abierta para la misericordia” y “aquella puerta de oro donde el pobre paralítico pedía limosna y la lograba”. Ambos textos se refieren a la puerta Dorada de Jerusalén. La Virgen de la Albuera se muestra así como madre misericordiosa y atenta a las necesidades de quienes se le acercan.

También se menciona hoy en la Novena una “Puerta del cielo” que ve Jacob. El nombre de Jacob se refiere al patriarca Jacob, que tuvo la visión en sueños de una escalera que llegaba hasta el cielo por donde subían y bajaban ángeles. Ese sueño ha quedado en la historia de la espiritualidad cristiana como referente de la experiencia mística, es decir, de que es posible el acercamiento y la visión de Dios en esta vida, vislumbrando así el cielo.

Pero nuestro autor amplía el significado de esa escalera que lleva a la puerta del cielo hablando del “Jacob de nuestra España”.  El nombre de Jacob pasa a decirse en español San-tiago (que viene de “san-Iacob), a quien la Virgen María se aparece en Zaragoza, a orillas del Ebro, sobre un pilar animándole y ratificándole como apóstol misionero de España. La Virgen de la Albuera, contemplada sobre el trasfondo de la Virgen del Pilar, se presenta aquí como “la puerta del cielo que vió Santiago” cuando se le apareció la Virgen María.

En conclusión: la Virgen de la Albuera es puerta por donde nos viene la misericordia de Dios, puerta a donde podemos ir a pedir con la seguridad de que seremos escuchados si la petición es justa y conviene a nuestra salvación, y puerta del cielo, escalera de acceso a la eternidad; puerta, en fin,  por la que el Mesías entró en la historia y entrará  al final de los tiempos. Postrados ante la Virgen María podemos esperar su venida.

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En el Evangelio es el mismo Jesús el que dice: “: yo soy la puerta de las ovejas. … Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”. (Jn 10,7-9). La puerta que es María conduce a Jesús.

Esta puerta de entrada en Dios tiene sus exigencias; si se quiere entrar en la Vida de Cristo no se puede estar a Dios rogando y con el mazo dando, sirviendo a Dios y al dinero, golpeándose el pecho y mostrándose duro de corazón, pidiendo misericordia y condenando al prójimo; la puerta de la salvación pide elegir un modo de vida que sea coherente con el Evangelio reflejado en las virtudes que veneramos en la Virgen de la Albuera: transparencia de vida, obediencia a Dios, humildad, capacidad de sacrificio, etc.

Entrar en la Vida Nueva o en el Cielo a través de la puerta que es  nuestra Madre, y que asume en sí ser Puerta de acceso a su hijo Jesús,  pide el compromiso de esforzarnos en imitarla. “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; pero él os dirá: ´No sé quiénes sois´" ( Lc 13,24-25).

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Hemos acompañado a la Virgen y a la comunidad parroquial esforzándonos con la participación en esta Novena. Ella es la puerta por la que queremos entrar en la vida de Dios.

Durante estos nueve días la hemos contemplado como Paraíso, Fuente, Piscina, Paloma, Nave, Nube, Columna, Torre y Puerta. Son imágenes bíblicas. Ella dijo en el momento de la Anunciación, cuando el Ángel le propuso el plan de Dios de ser Madre de Jesús, “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra”. Fue su compromiso, el culmen de su particular Novena. Lo que le propuso Dios no fue una puerta ancha para seguir los caprichos de su corazón sino una puerta estrecha sumisa a la voluntad del Padre. El anciano Simeón se lo profetizó: “A ti, una espada te traspasará el alma”.

Que la Virgen te conceda lo que le has estado pidiendo en esta Novena; y como es de bien nacidos el ser agradecidos, que tus peticiones vayan a unidas de tu parte  al compromiso de honrar a Nuestra Señora de la Albuera con aquello que ella más desea: que entres en comunión de vida con su hijo y tu hermano mayor Jesucristo; es decir, que no estés cerrado, sino con las puertas de tu alma abiertas, para que el Señor Jesucristo habite en ti como habitó en ella.

Decía más arriba que no es honrado el estar rezando y con el mazo dando. Si la Virgen ha abierto la puerta de su ser a la escucha de tus oraciones, ¿no es de recibo que tú también abras tu puerta a la Vida de Dios? A menudo te preguntas si tus oraciones serán correctas; lo serán cuando no te límites a pedir gracias a la Virgen sino cuando a tus peticiones le acompañe una respuesta positiva a la petición que ella te hace: “Haced lo que Él os diga”; haz lo que Jesús te dice; entonces, como en las bodas de Caná, se producirá el milagro. En tu vida se dará un paso importante; tu agua se convertirá en vino, tu tristeza en alegría, tu desazón en gozo. ¡Atrévete a responder a la petición que hoy te hace la Virgen de la Albuera!


Bajo tu amparo nos acogemos, 
Madre de la Albuera,
santa Madre de Dios.
No desoigas la oración 
de tus hijo necesitados.
Líbranos de todo peligro,
oh siempre Virgen,
gloriosa y bendita. 

San Pedro de Mérida
Abril 2022
Casto Acedo

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