lunes, 1 de abril de 2024

Virgen de la Albuera (1 de Abril)

 Podéis ver la misa del día de la Virgen de la Albuera 2024 clickando en la foto o en el enlace: 



TEXTO DE LA HOMILÍA 

Hermanos sacerdote, Andrés, miembros de la hermandad de Nuestra Señora de la Albuera, Sr Alcalde y demás autoridades, fieles todos de la comunidad parroquial de San Pedro Apóstol, personas de fuera que hoy os acercáis a esta misa, de modo presencial o a través de las redes sociales,  amigos todos.

Hoy estamos de fiesta. Es la fiesta de Nuestra Madre de la Albuera . Y hemos venido a venerarla y  contemplarla en su ser lleno de gracia, de belleza y de ternura.

* * *

Antes de decir unas palabras me gustaría comenzar  haciendo un momento de silencio contemplativo. Cuando nuestra sociedad quiere concienciarnos de algo recurre al minuto de silencio. Para interiorizar, para fijar en el corazón aquello que deseamos.  Silencio para contemplar. 

Contemplar es más que mirar, contemplar es traspasar lo que se ve y se palpa para entrar en lo profundo de las cosas. Contemplar a Nuestra Virgen de la Albuera es entrar con ella en el templo de su alma y permitir que ella entre al la tuya.

Para contemplar necesitamos silencio. Silencio exterior, sí. Pero también silencio interior. No pienses, aleja de ti toda elucubración mental, simplemente mira. Deja que la imagen de la Virgen, en su nuevo trono hable en el silencio. ,¡Vamos a hacer durante un momento (treinta segundos) ese silencio! Acallamos la inquietud del momento y dejamos que la Virgen entre en nuestro interior, vamos a sentirnos en ella y a sentirla a ella en nuestro ser. “Tú corazón en ella y ella en tu corazón”....

(Silencio)

En un pueblo pequeño había un monje que vivía entre sus habitantes y que cada año se retiraba a la montaña unos días a hacer oración.

Sus paisanos, que no eran muy creyentes, cuando volvía de su retiro le ridiculizaban: ¿Para qué te apartas esos días? ¿Acaso sirve para algo? ¿Ha cambiado algo? ¿Has aprendido algo que ya no sepas? Todo sigue igual. Dinos, ¿qué te ha dicho Dios en ese tiempo?

El monje no respondía nunca. Pero en una ocasión decidió darles una palabra:

Me preguntáis para qué sirve mi retiro; qué saco de mi silencio; pues mirad: “cada mañana, cuando me levanto, siento que puede ser el último día de mi vida”.

Los paisanos comenzaron a burlarse de semejante ocurrencia. Uno de ellos le dijo: “¿Y para eso tanto? Eso ya lo sabemos”.

“Lo sabéis, respondió el monje, pero no lo sentís”. Ahí está la diferencia.

“Lo sabéis, pero no lo sentís”. Lo que cuenta en la vida no es el saber sino el sentir; lo que da la felicidad no es la ciencia sino los sentimientos. Todos saben que la Virgen de la Albuera es patrona de san Pedro de Mérida, pero no todos lo sienten, no todos disfrutan de ella. No todos los sampedreños estamos aquí.

* * *

Dice un libro espiritual del siglo XIV que “los hombres y los ángeles poseen dos facultades principales: la facultad de conocer y la facultad de amar. Nadie puede comprender totalmente a Dios con su entendimiento; pero cada uno de maneras diferentes, puede captarle plenamente por el amor”. ... Nadie puede comprender el misterio de la Virgen Madre, pero cada uno de maneras diferentes puede captarle plenamente por el amor. Quien haya entrado verdaderamente en su corazón en el momento de silencio que hemos hecho y haya conectado su amor con el amor de la Virgen, habrá comprendido algo que no se puede aprender con los estudios. “El corazón tiene razones que la razón no comprende” (B. Pascal).

Muchos dirán, ¿para qué o de qué sirve acudir al templo para estar con la Virgen? ¿Para qué sirve hacer una novena? ¿Para qué esta misa solemne en este día? Todo esto tiene un “para qué” que sólo se puede entender desde el sentimiento, desde la experiencia de fe, desde la interioridad de un corazón enamorado.

La Virgen de la Albuera para nosotros no es una simple imagen (no reduzcamos la virgen a un objeto material), tampoco es un simple símbolo cultural (así la pueden ver los antropólogos culturales, los sociólogos y los demás estudiosos). Para nosotros la Virgen de la Albuera es algo más, es el sentimiento de amor de un pueblo. Así la siente el creyente y el devoto. La llamamos “Madre” con toda propiedad, porque la sentimos así, como madre amorosa. Dios la ha puesto entre nosotros para darnos por ella su ternura y su amor. En la Cruz, por boca de Jesús habló el Padre: “Mujer -dijo dirigiéndose al discípulo-  ahí tienes a tu hijo... hijo, ahí tienes a tu Madre”, ... y desde aquel momento el discípulo, el creyente, la recibe en su casa, la acoge en su corazón y se siente acogido o acogida por ella.

Va mucho de pensar a sentir;... tanto como de saber ( o creer saber)  a creer. Las ideas nos hacen diferentes y la fe nos iguala. Es necesaria la pluralidad de ideas, cualidades y oficios a la hora de vivir los aspectos prácticos de la vida.

Somos muchos y somos distintos. Hay entre los sampedreños hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos, sacerdotes, religiosos y laicos, personas con la piel más clara  y más oscura; hay quienes tienen costumbres  más tradicionales y otros más progresista, personas políticamente de derechas y de izquierdas, también de centro... Gracias a Dios vivimos en democracia y socialmente podemos dar cabida a todos, a pesar de las diferencias.

Pensaba hace unos días en ese título tan de nuestra Virgen: “Remanso de aguas puras”. Imagino nuestro pueblo queriendo hallar luz y puntos de encuentro en aguas turbulentas, en corrientes de juicios rápidos, maledicencias, desconfianzas, miedos... ; es difícil contemplarte en esas aguas; pero si miras en la serenidad de las aguas remansadas puedes ver cómo el paisaje que rodea la  lagunas se refleja en ella; también te puedes mirar tú mismo en ella, como en un espejo. Nuestra Madre de la Albuera es ese espejo, ese espacio de las aguas remansadas; podemos definir lo que se ve en ella: transparencia, pureza, serenidad, limpieza, ... Mirar esas aguas da paz, y te permite ver el mundo de manera diferente: un mundo amigo, pacífico, alegre, apetecible... Mirarte en la Virgen de la Albuera es mirar en aguas remansadas; y abandonarse a la contemplación de esas aguas es aprender a vivir en paz, armonía y transparencia.

Las ideas nos hacen diferentes, pero ¡y esto es maravilloso! la fe y el amor a la Virgen de la Albuera, la contemplación de su ser en transparencia, sin mentiras ni engaños, nos une; la diversidad no impide la unidad; al contrario, la hace posible. Si fuéramos todos iguales no podría haber unidad sino uniformidad, monotonía, aburrimiento.

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La fiesta es una oportunidad para adentrarnos en el corazón del hermano. Nadie puede comprender ni explicar la complejidad de cada persona. Cada cual tiene un modo de ser, de vivir, de servir y de llegar a Dios ... Pero, a pesar de las diferencias estamos llamados a hacer un San Pedro y un mundo cada vez más próspero y amable. Nos ayuda a ello nuestra madre la Virgen: maestra en amor, respeto,  perdón, concordia y comunidad.

Todos estos valores los vemos en ella. No cabe duda de que la Virgen es un tesoro para nuestro pueblo. No es un tesoro material, por mucho que nos esforcemos en dignificar su casa y en adornar  con esmero y joyas todo lo que rodea a su imagen; más que material, la Virgen es un tesoro espiritual universal. Cualquier persona que escuche las palabras Madre, amor, familia, comunión de hermanos, ... es capaz de entenderlo.

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Termino con una exhortación y una petición dirigida a quienes nos sentimos enamorados de la Virgen y de su valor simbólico para San Pedro.

Primero la exhortación: que quienes hemos descubierto este tesoro lo cuidemos. Que cultivemos el significado de la hermandad que la Virgen genera en nosotros. No olvidemos la tradición que recibimos, que nos son unos ritos sino un espíritu de fondo: fraternidad, compasión, ayuda mutua, ...

Segundo la petición: no basta cuidar la tradición, hay que transmitirla (eso significa tradere, transmitir, que es a palabra de la que viene tradición). A las nuevas generaciones, propensas a moverse en el mundo de la rapidación de las aguas turbulentas hay q e ayudarles a mirarse en el “remanso de aguas puras”, en el espejo de Dios y de la vida, en el la transparencia, honradez y paz  que es la Virgen de la Albuera.

* * *

Puede que, como los paisanos del monje de la parábola que narramos al principio, te pregunten hoy: ¿Qué te ha dicho hoy la Virgen? ¿Qué sacas de tanto rezar y procesionar? ¿Qué te ha dicho la Virgen hoy en la misa?  Respóndeles que te ha dicho que tienes por delante un día maravilloso para ser más humano, más hermano de todos; diles que viendo a tantos  alrededor de Ella has sentido y aprendido lo simple que es la felicidad: sólo se necesita una Madre en quien descansar y unos hermanos a los que amar. 

No lo olvides: “Tenemos dos facultades: la facultad de pensar y la facultad de amar”. Que en estos días de fiesta sea la segunda facultad, la de amar, la que crezca, la que ocupe el primer lugar. Nuestra Madre de la Albuera se alegrará de ver que sus hijos, tan diferentes entre ellos, son capaces de vivir con honestidad y transparencia,  felices y unidos entre ellos a pesar de la diversidad de sus modos de ser y de pensar..

Que así sea.

1 Abril 2024

Casto Acedo 


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