domingo, 31 de diciembre de 2023

Felíz año nuevo (1 de Enero)



En cierta ocasión en que estaba sometido a un frenesí de actividad estresante, hubo alguien que iluminó mi situación con palabras que me hicieron recapacitar sobre el sentido del tiempo: “¡No corras -me dijo-, ¿a qué tanta prisa? No te agobies, no seas esclavo del tiempo. Vive con gozo cada momento porque el tiempo ya ha sido redimido por Jesucristo!”. Recapacitando entendí que si la salvación que trae Jesús alcanza a todos y a todas las cosas, el tiempo también ha sido liberado de lo que pudiera tener de opresivo. Visto así está claro que no es muy cristiano entrar en un estado de estrés a causa de la angustia de no poder llegar con tiempo a todo lo que se desea. 

Cuando mi vida se acelera recuerdo esas palabras: “El tiempo ha sido redimido”, y de una visión y experiencia del tiempo como Kronos, dios griego que devora a sus hijos, paso a la de Kairós, visión del tiempo redimido por el Señor, tiempo de gracia y salvación (cf 2 Cor 6,2). Hago así mía la Palabra que dice que por mucho que me esfuerce por estirar mis horas coleccionando preocupaciones, aunque sea con la mejor intención de ayudar a otros, no voy a añadir un solo minuto a mi vida (cf Mt 6,27).

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El comienzo de un año nuevo me pide reflexionar sobre mi forma de entender el tiempo, me incita a darme un paseo por la memoria y constatar cómo vivo mis horas y mis días, si sometido al curso del reloj dejándome comer por él o ejerciendo mi dominio con libertad siendo dueño del mismo. La Parábola de los talentos dice que los años que recibo como don han de ser negociados. “Al cabo de mucho tiempo vuelve el Señor a ajustar cuentas con sus empleados” (Mt 25,19). También yo en estos días, como si de una empresa comercial se tratara, entro en periodo de balance y programación serena. ¿Qué ha significado el año 2022 para mi vida? ¿En qué momentos he sentido a Dios más cerca? ¿Cómo he vivido la dimensión cristiana de mi vida profesional y familiar? ¿Cuándo y en qué circunstancias me he sentido más cercano a Dios, a mi prójimo y a mí mismo? ¿He santificado o he profanado el tiempo que se me ha dado? En resumen: ¿Cómo he negociado mi tiempo? Puntos para meditar sin prisas, saboreando el regalo de  la vida.

¡Qué bueno poder gozar los regalos que Dios nos ha hecho en el último año! Y qué bueno también poder reconocer los errores que cometimos y que aún estamos a tiempo de corregir. Hacer una lista de agradecimientos y tareas puedes ser una buena forma de abordar el año 2024. Pero no hagas propósitos, no agobies tu vida cargándola de expectativas; contempla tu deseo de cambiar, contempla tu vida nueva, y disfrútala ya . Hazme caso; con la venida de Jesús, con la irrupción de Dios en la historia, ya todo es presente, todo está aconteciendo. Se ha cumplido la profecía de Isaías.  "No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo;  mirad que hago algo nuevo; ya está aquí, ¿no lo notáis? Abriré un camino en el desierto,  corrientes de agua en el yermo" (Is 43,9).

Tu tiempo está redimido, no te estreses, no caigas en la esclavitud de las prisas, no dejes que Kronos te devore y ábrete al Kairós, a la eterna presencia de Dios. Tendrás un buen año. Bendiciones.


¡FELIZ AÑO NUEVO!
¡FELIZ VIDA NUEVA!
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Nota: Puedes leer un comentario más amplio para el día 1 de Enero, que incluye una reflexión sobre santa María Madre de Dios y sobre la paz,  en este blog, entrada del año pasado: 

Diciembre 2023
Casto Acedo 

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