viernes, 11 de noviembre de 2022

Vivir en el presente (13 de Noviembre)


EVANGELIO
Lucas 21,5-19

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
-«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron:
-«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo:
-«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía:
-«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.

Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre.

Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor

* * *


Quedaron deslumbrados los discípulos al ver el lujo del templo de Jerusalén. Mirando la calidad y grandeza de la construcción y los exvotos (ofrendas hechas a Dios en cumplimiento de alguna promesa), los que seguían a Jesús, debieron sentir la admiración y  el orgullo de pertenecer a un pueblo y una religión que podía presumir de tal grandeza. Como cuando un católico visita la basílica de san Pedro del Vaticano, alguna de las espectaculares catedrales góticas europeas u otros templos grandiosos y saborea con delectación la grandeza de la Iglesia.

¿Qué te dice Jesús cuando vives algo así? «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida». Lo que contempláis es pura apariencia, fachada, transitoriedad, impermanencia. Tened cuidado, porque el espectáculo de las grandes obras y montajes escénicos o artísticos, pueden generar confusión sobre el camino a seguir. También debéis estar atentos a quienes os puedan manipular recurriendo al miedo de que “está llegando el tiempo”. «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”». 

Las obras faraónicas remiten a pasados gloriosos que dan la sensación de que todo está cumplido, y los anuncios catastrofistas que sostienen la inminencia del final pueden llevar al sometimiento acrítico a líderes mesiánicos que prometen salvarte del sufrimiento futuro. ¿No lo ves? Corren tiempos de catástrofes y unos se agarran a la nostalgia gloriosa de las viejas construcciones, mientras que otros con sus novedades se presentan como salvadores. Son tiempos mesiánicos.  ¡Tened cuidado! No os estanquéis en las glorias del pasado, ni os dejéis engañar por falsas promesas de futuro. Centraos, buscad el centro: abrid conmigo los ojos a la realidad presente, al "Reino que está en medio de vosotros" (Lc 17,21). 

¿Cuál es esa la realidad presente en la que tenemos que buscar el Reino? A nivel social, “guerras y revoluciones”, nacionalismos que enfrentan a “pueblos contra pueblos y reino contra reino”, grandes catástrofes, como “terremotos, y en diversos países hambres y pestes” como el covid y otras pandemias. Esto es lo que hallas en un mundo imperfecto; y tienes que aceptar esta realidad,  “porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto” (Rm 8,22), hasta el día en que por Jesús sean reconciliadas “todas las cosas, las del cielo y de la tierra”. (Col 1,20).

En su momento llegará el final, con “fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo”. Pero no debemos preocuparnos de la muerte o del destino final. A fin de cuentas, cuando lleguemos, será tiempo presente. Abrir los ojos al aquí y al ahora,  viviendo el evangelio de la compasión y la misericordia, es lo único que nos debe ocupar. Sin ignorar que seguir a Jesús y actuar su Reino en el día a día no es fácil, porque "el Reino de Dios sufre violencia" (Mt 11,12).

Deberíamos fiarnos de Dios y procurar ser honestos, justos, generosos; aunque la honestidad, la justicia, la generosidad sin limites, no es aceptada por todos; muchos la rechazan. El mundo no acepta la verdad cuando pone en evidencia las mentiras, y se niega reconocer el valor supremo del amor y la compasión porque desenmascara el encumbramiento del ego social y personal. 

Cuando el evangelio invita a matar el "ego" soltando las glorias del pasado y los miedos al futuro, provoca la ira de ególatras y timoratos, que se revuelven contra quienes predican tal libertad; por eso los justos son perseguidos. “Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre”. 

Pero dice Jesús: no tengáis miedo a los tiempos de rechazo, porque no son lo definitivo, no tengáis miedo al futuro que no existe; simplemente amad, confiad, perseverad en la fe. "Yo estaré siempre con vosotros" (Mt 28,20), soltad los miedos, “meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro”.

"El señor llega para regir los pueblos con rectitud”, esto dice hoy la antífona del salmo responsorial. (Sal 97). Me gusta la palabra "rectitud" porque desde nuestra orilla da a entender el deber de caminar comprometidos por la senda del bien (rectitud) y desde el lado de Dios la palabra revela que el Dios en quien creemos viene con "la rectitud del amor".

Los tiempos pueden ser tan duros que incluso “hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros”. Tened fe, todo eso pertenece al mundo de la transitoriedad, un mundo cuya solidez es falsa; vosotros -dice Jesús- sois eternos, habéis nacido de nuevo, vivís una vida nueva (cf Jn 3,5-12), habéis entrado en el eterno presente, en la "Presencia de Dios"; si lo queréis podéis permanecer aquí conmigo para siempre; “ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”

* * *


Aprovecha este domingo y esta semana para situarte en el presente, con ojos abiertos, observando el mundo que  habitas. Mira si vives en el mundo del pasado, embelesado en tu historia personal o familiar, tu fortaleza física, tus posesiones, tus títulos o tu estatus;  de todo esto “no quedará piedra sobre piedra”. 

O mira si  vives en la incertidumbre y el miedo a un futuro que intuyes catastrófico; ¿no notas un cierto miedo como signo de los tiempos? Miedo a una guerra mundial, miedo a una crisis económica seria, miedo a perder la democracia y los derechos y privilegios adquiridos; ¿por qué temer a situaciones que tal vez nunca existirán?. Alguien que vivió aterrorizado por el futuro llegó a decir: “me he pasado la vida preocupado y sufriendo por cosas que nunca sucedieron”. No merece la pena sufrir por lo no existente; mejor vivir en el ahora, confiando en el Señor. ¡Que tu miedo a "la otra vida" no paralice el dinamismo de esta.

Deja que tu fe sea más fuerte que tus miedos. La sabiduría de la Palabra te pide hoy perseverar en la prueba del presente siendo fiel al nombre de Jesús: “A vosotros, los que teméis (honráis) mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra”, dice el profeta Malaquías (3,19-20a). El evangelio termina con  una frase similar: "Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (1). 

A la meta no se llega rememorando el punto de partida ni obsesionándose por cómo alcanzaré el objetivo de la carrera;  se llega dando un paso cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo. Con los materiales del presente se construye la esperanza. 

* * *
Otro comentario a la liturgia de este domingo en: 

¡Feliz domingo!
Noviembre 2022
*
Nota (1): "Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. Así se lee en la última  traducción del leccionario I del ciclo C. Yo prefiero traducir el término original griego Yucax, de Yuch (soplo, hálito, aliento vital, alma, vida) por "vidas" mejor que por "almas", porque creo que no se trata sólo de que el alma (entendida como parte separada del ser humano) vaya finalmente al cielo, que es lo que parece sugerir la frase con el término "alma", sino que se trata de que ya aquí y ahora toda mi vida encuentra el cielo, la salvación, es decir, ya puede ser en la tierra una vida fresca, honesta, sana, no contaminada por el veneno de lo perecedero, gozosa desde ahora en la dicha y en la tribulación; una vida llena de  sabiduría del Señor. "Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras vidas", que ya aquí participan del  presente eterno. C. A.
Casto Acedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario