jueves, 6 de marzo de 2025
La tentación mesiánica (I Cuaresma)
Las tentaciones de Jesús (I Cuaresma, 9 de Marzo)
lunes, 3 de marzo de 2025
Miércoles de Ceniza (5 de Marzo)
EVANGELIO Mt 6,1-18
“Cuando hagas limosna, ... cuando oréis..., cuando ayunéis, ... lo note, no los hombres sino tu Padre, que está en lo escondido”.
*
Con el miércoles de Ceniza entramos en el tiempo de la Cuaresma. Y con ella volvemos a recibir la invitación secular a la conversión: “¡Conviértete, y cree en el Evangelio!” (Liturgia de imposición de la ceniza). Una llamada a replantearte la vida, para enmendarla ante Dios en un tiempo donde parece que somos los hombres los queremos enmendarle la plana a Dios.
¿No hay más Dios que el hombre?
La cultura en la que cada vez parece estamos más inmersos deja entrever un credo que se presenta como nuevo, aunque no deja de ser un credo muy antiguo: “no hay más Dios que el hombre”. Vivimos en el encumbramiento de la criatura que se vuelve contra su creador. Adán (el hombre), tentado por la sabiduría mundana de la Serpiente, cede a sus deseos de “ser como Dios, conocedor del bien y del mal” (Gn 3,5), o como los habitantes de Babel, se lanza a la tarea del “hagámonos famosos” (Gn 11,4). Ignora que por ese camino lo que hace es perder el auténtico bienestar, que curiosamente está escondido (misterio) en la “obediencia” al único Dios verdadero.
Seducidos por la Serpiente de la soberbia, la avaricia y la idolatría de la propia imagen, no encontramos, sin embargo, en estos ídolos la ayuda adecuada; y nos sentimos tremendamente solos. Terrible soledad que se exterioriza en las muchas y variadas formas de llamar la atención: a ver si así se fijan en mí y puedo mitigar el sufrimiento que me produce la soledad. La vida de muchos se ha transformado en una carrera por conseguir destacar y ser querido; ser protagonista sea como sea, aunque ello suponga vender mi alma (dignidad).
Convertir nuestras realidades.
En
muchas manifestaciones de nuestra vida privada y pública se manifiesta el
pecado del egocentrismo y su hija la soberbia de la que hemos de ser redimidos. Necesitamos conversión, volver a Dios, darle la vuelta a nuestras realidades:
*La política (que debería ser el arte de conducir y conducirse honestamente en la vida ciudadana) se ha transformado en un guirigay de toma y daca, de dimes y diretes, de donde yo digo digo, tú dices diego, política de fuerza y amenaza, todo para mayor honra y gloria del partido o del político de turno, que más que procurar el bien común de los ciudadanos, procura el encumbramiento del político apoyado en una ideología demoníaca.
La vida política necesita convertirse, renovarse... “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos” (Mt 6,1). ¿Acaso no actúan así muchos de los políticos de hoy? Para que se de una auténtica conversión-renovación de la vida política se precisa del político que busque la justicia y el bien del pueblo antes que la adulación y alabanza (a mayor gloria y gordura de su ego y puede que también de su cuenta corriente). Aquí Dios tiene mucho que decir, y en Jesús de Nazaret mucho que enseñar.
*La religión. En ella buscan las personas cruzarse con el amor de Dios. Dios es amor. Ser cristiano no consiste tanto en amar a Dios cuanto aceptar el amor que Dios regala en Jesucristo; Dios nos quiere tal y como somos: débiles, pecadores, inseguros, poco atractivos,... Sin embargo, en nuestra soledad, no solemos confiarnos a Dios y preferimos usar la religión como excusa para ser considerados buenos, para obtener méritos ante Dios y ante los demás de cara a que nos acepten. ¡Qué tremenda soledad la del fariseo de la parábola!: “¡primero yo, segundo yo, y tercero yo!”; ¿no te suena esta canción?: “Os aseguro que el pecador bajó justificado a su casa, y el otro no” (cf Lc 18,9-14).
Nuestra religiosidad se manifiesta a veces en “gestos externos”, en “autobombo”, en “lucimientos de cara a la galería”... falsedad que el mismo Señor desenmascara en su evangelio: “Cuando recéis no seáis hipócritas... Cuando des limosna.... Cuando ayunes... (cuando vayas a la procesión, cuando lleves el “paso”, cuando hagas penitencia, cuando eches una mano al indigente, al vecino...) no lo hagas para que te vea la gente”; (cf Mt 6,1-6). Tu religiosidad-oración ¿necesita conversión? ¡Basta de rasgarse las vestiduras! ¡Es hora de rasgar tu corazón! (Joel 2,13).
*La vida social. También ésta necesita conversión. ¿No notáis que nuestras relaciones sociales son cada vez más frías? A medida en que nos enriquecemos materialmente van empobreciéndose nuestras relaciones humanas. Es como si tuviéramos miedo al otro. Hemos empezado a ver en el otro más una amenaza que una ayuda. No sólo nos estorba Dios sino también el prójimo; no queremos compromisos con nadie, porque tememos hipotecar con ello nuestra libertad. ¿No vive momentos bajos la auténtica amistad? ¿No ha perdido el compromiso matrimonial mucha de su fuerza e intensidad?
Necesitamos convertirnos a unas relaciones de pareja, sociales, vecinales, amistosas, de mayor calidad humana. Y no basta para ello con pertenecer o colaborar económicamente con alguna organización que atienda a los que lo necesitan. ¿No será más necesaria tu entrega personal, tu cariño, tu presencia... que tu dinero? Una buena oportunidad la Cuaresma para acercarte y tocar al enfermo, al inmigrantes o al indigente, una oportunidad para plantearte tu implicación personal en Cáritas.
*La vida familiar. También por la familia murió Cristo, “el cual, por nosotros se hizo pecado para que por él quedemos justificados” (2 Cor 5,21). Se habla de “renovación” del modelo de familia, y se ha llegado en España a la legalización civil de otros modelos de convivencia en pareja a los que sólo eufemísticamente podríamos llamar "matrimonio". Pero ¿es esa la conversión que Dios quiere? ¿Es esa la renovación de la vida familiar que necesitamos? ¡Ya está bien de presumir de ser los más modernos, los más libres, los más justos!.
El ocaso del compromiso familiar se está poniendo de manifiesto en el descenso de parejas que se atreven a contraer matrimonio. Además, ¿no oímos hablar constantemente de violencia doméstica o de “género” (eufemismo de “sexo”)? ¿Cuál es la familia que Dios quiere? ¿Qué tengo que cambiar en mis relaciones matrimoniales y familiares? ¿Significa algo para mi familia el apellido de “cristiana”? Preguntas básicas para abordar luego una renovación familiar a la luz de Dios.
*La persona. No podemos olvidar que somos personas, que tenemos una individualidad y una dignidad que no puede ser sometida a nada ni a nadie más que a Dios. La persona, tu y yo, estamos muy solos. No nos estimamos lo suficiente. Por ello buscamos desesperadamente la seguridad en los dineros y los pedestales; por eso recurrimos una y otra vez al cuidado constante de nuestra propia imagen.
Parece que lo importante no es lo que somos, sino lo que
aparentamos. Por eso despreciamos al anciano o al enfermo, porque creemos que
la debilidad y el envejecimiento del cuerpo es la misma debilidad y
envejecimiento del ser personal. Por eso andamos obsesionados por el cuidado
del cuerpo, por dar una imagen “guapa” de nosotros mismos, por eso mismo
queremos tener tal coche o tal casa, o hacer tal o cual viaje de vacaciones...
porque, acostumbrados a ver en los demás “lo que tienen” (apariencia) y no “lo
que son” (realidad), queremos que nos quieran, y para ello hacemos gala de todo
lo que creemos que nos puede hacer “amables”. Nuestra vida, nuestra mentalidad
vital, está pidiendo conversión, reorientación, antes de que nos desespere y
nos destruya tanta máscara.
*
Hoy empieza la Cuaresma. Tiempo de hacer un alto en la vida. Tiempo de análisis. Tiempo de reflexión. Tiempo de evaluación. Tiempo de conversión. Dios está de tu parte; ¿dónde estás tú? Recuerda que el cambio, la conversión, como el amor, comienza por uno mismo. Dice san Pablo: “Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Porque él dice: ´En el tiempo de la gracia te escucho, en el día de la salvación te ayudo´. Pues mirad: ahora es el tiempo de la gracia; ahora es el día de la salvación” .(2 Cor 6,1-2). Revisa qué facetas de tu vida (política, fe, relaciones, actitud personal, familia, etc.) están pidiéndote un cambio.
¡Buena y provechosa cuaresma !
jueves, 27 de febrero de 2025
Discernir la vida espiritual (Domingo 2 de Marzo)
Los textos del libro del Eclesiástico (27,4-7) y de san Lucas, que se proclaman este domingo, invitan a discernir la vida espiritual, a hacer una lectura de la vida bajo la atenta y amorosa mirada de Dios.
viernes, 21 de febrero de 2025
Amar como Jesús (23 de Febrero)
miércoles, 12 de febrero de 2025
La compasión equivocada (16 de Febrero)
jueves, 6 de febrero de 2025
En tu nombre echaré las redes (Domingo 9 de Febrero)
Subiendo a la barca de Simón, Jesús le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse.
¡Palabra del Señor!
Sin embargo el Espíritu se abre paso en la mente de Pedro que recibe una luz que le obliga a seguir hablando: “Hemos estado bregando toda la noche ( ... ) Pero, por tu palabra, echaré las redes”. En el intermedio de las dos frases, ahí donde se abre un paréntesis con puntos suspensivos, hay un breve silencio que saca a Pedro de su desgana. En la oscuridad del desánimo un rayo de fe abre la mente y el corazón del apóstol; un kairós o instante luminoso que prende en el alma de Pedro el fuego del entusiasmo. ¿Qué pasaría por su mente y su corazón para pasar de la desgana a la esperanza y la acción? La reconsideración del mandato de Jesús, "rema mar adentro", suscita en Pedro el entusiasmo necesario para ponerse manos a la obra.
Hasta ese momento Pedro y los otros, fiados en su maestría de pecadores, habían gastado sus energías sin resultados; pero cuando salen a pescar con la seguridad de saber que lo hacen en nombre de Jesús, “puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaron a reventarse”. La maestría en el oficio de la evangelización (técnicas de evangelización) es muy importante, pero si no se va en nombre de Jesús (fe, experiencia) la pesca se resiente.
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La sensación que damos en la Iglesia es la de pescadores cansados que lo han intentado todo. Hemos inventado slogans ingeniosos y organizado eventos deslumbrantes para la evangelización, hemos cumplimentado con creces la agenda parroquial y diocesana de actividades, e incluso hemos atendido a más pobres que en ninguna otra época histórica; pero sólo hemos conseguido unos pocos peces, de los cuales muchos enfermaron y otros murieron, porque lo más que le ofrecemos en el ámbito de nuestras iglesias es una pecera estrecha, humanamente muy cómoda, pero poco propicia para un crecimiento y desarrollo espiritual en profundidad. Hemos caído en la trampa de querer una Iglesia adaptada a la mentalidad mundana, afín la "sociedad del cansancio"; así llama un perspicaz filósofo contemporáneo a nuestra cultura consumista e insatisfecha
La pesca de Pedro fue abundante. La causa no estuvo en la fuerza de Pedro y los suyos. Estaban cansados y desanimados. “Hasta ahora no hemos pescado nada” ... “pero no se haga mi voluntad sino la tuya… En tu nombre, por tu voluntad, echaré las redes”. Parte esencial para el milagro de la renovación de la Iglesia es la decisión de volver a considerar la invitación a pescar que hace Jesús, la decisión de Pedro de dejar de hacer las cosas según su criterio para hacerlas al gusto de Jesús. La fuerza de Dios obra en la debilidad del misionero.
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Puedes hacer tuyo en este día un conocido texto extraído de los Sermones de san Antonio:
Hermosa oración-reflexión-meditación. Aprovecha para hacerla tuya esta semana. Y para echar las redes en nombre de Jesús.
Feliz domingo.
Febrero 2025
Casto Acedo.