jueves, 12 de diciembre de 2024

La alegría de dar ( III Adviento. 15 de Diciembre).



EVANGELIO Lc 3,10-18

"La gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué debemos hacer?» Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo». Los cobradores de impuesto «no exijáis más de lo establecido». Los soldados «no hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».

Palabra del Señor.


Al tercer domingo de Adviento se le llama domingo laetare, es decir, domingo de la alegría, porque la apertura al "Dios que viene" sólo es posible en la alegría que acompaña a la esperanza.

¿Cuáles son los caminos que conducen a la alegría? Hoy el evangelio, por boca de Juan Bautista, da a los insatisfechos unos consejos muy concretos para una vida satisfactoria y feliz:

a) Comparte fraternalmente tus bienes. Anima Juan a prestar atención a quienes viven bajo el umbral de la pobreza: "El que tenga dos túnicas que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida haga lo mismo" (Lc 3,11). ¡Qué buen consejo para el domingo laetare! Quien es feliz comparte, porque no existe la felicidad rácana, egoísta o avara; el bien y la felicidad tienden por sí mismas a expandirse.  La verdadera alegría consiste en dar y darse. Quien quiera que desee alcanzar la alegría debe vivir en la convicción de que es más feliz quien da que quien recibe. La avaricia es enemiga de la felicidad.

b) Vive en justicia. A unos funcionarios encargados de cobrar los impuestos Juan les dice; "No exijáis más de lo establecido" (Lc 3,13). La corrupción es un viejo pecado. Y en ella todos tenemos mayor o menor parte. La justicia obliga a dar a cada cual lo que le corresponde; que no es distribuir a partes iguales, sino ser ecuánime, vivir la equidad, compartir los bienes "según la necesidad de cada uno" (Hch 2,45). No es justicia cristiana la que se rige fríamente por la ley sino por el principio de la misericordia. Dar a otros más de lo establecido por ley es corrupción, dar al necesitado más beneficio del que por estricta legalidad le corresponde es caridad, y esta virtud reporta siempre alegría.

c) Rechaza todo tipo de violencia. A unos soldados, acostumbrados a responder a los problemas con la fuerza y el poder, Juan les dice: "No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias, sino contentaos con la paga" (Lc 3,14). Se ve que el descontento salarial del funcionariado es algo de siempre. La conversión a la alegría que pide Juan Bautista pasa por vivir agradecido a lo que se recibe, huir de cualquier forma de extorsión o cualquier otro tipo de violencia y ser exquisitos en el servicio público. Los que se aprovechan de la situación para obtener ventaja, ya sea extorsionando al pobre, medrando en sus propios negocios, o favoreciendo de cualquier otro modo sus intereses personales, no van por buen camino.

d) Practica la moderación en el ejercicio de los cargos que se te encomiendan. "Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está acerca" (Fp 4,5). ¿Qué es la mesura? Es la medida justa. Es la sintonía espiritual que debes mantener; ese punto de equilibrio que agrada a Dios. Porque para vivir en serena alegría la vara de medirse uno mismo y de medir al prójimo no ha de ser otra que la "medida de Dios": “Tratad a los demás como quisierais que Dios os tratara a vosotros"; "la medida que quisierais que Dios use con vosotros, usadla vosotros con el prójimo” (Mt 7,2.12).

* * *

¡Qué buenas consignas para los días que faltan para la Navidad! Si las pones en práctica, tú mismo sentirás que "el Señor está cerca"; verás a Dios en el prójimo y el prójimo verá a Dios en ti. Obrando con la mesura (medida) de Dios estarás evangelizando, estarás dando la buena noticia del amor de Dios, noticia ajena a discursos vacuos y preciosistas y propiedad de quien es equidad, justicia y compasión.

Diciembre 2024
Casto Acedo

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