jueves, 6 de junio de 2024

Escuchar y obrar (9 de Junio)

 

 EVANGELIO . Mc 3,20-25

En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

También los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

—«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas:

—«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Llegaron su madre y sus hermanos y desde fuera lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dijo:

—«Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan».

Les contestó:

—«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y, paseando la mirada por el corro, dijo:

—«Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».


Palabra del Señor.


* 


No es raro que personas del entorno familiar o social tachen de loco a quien hace una opción fundamental y radical por el evangelio dejando todos sus bienes y comodidades pera entrar en vida contemplativa, por ejemplo, o yéndose a las periferias a vivir la caridad con los más pobres, o mostrándose partidario de opciones morales que descolocan a la cultura del consumo y el bienestar.

Cuenta san Marcos que Jesús comenzó su vida pública en compañía de sus discípulos y con un éxito notable; hasta el punto de  que “se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer”. El efecto de su personalidad es impactante, tanto por las palabras que pronuncia como por sus milagros que hace. Un cambio así no parece normal, y su misma familia al enterarse de lo que andaba haciendo “vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí”. Por su parte, los escribas, le acusan de endemoniado: “Tiene dentro a Belcebú y expulsa a los demonios con el poder del príncipe de los demonios”. Jesús aprovecha para poner en evidencia que el mayor obstáculo a la conversión: el pecado contra el Espíritu Santo, que consiste en condenar las obras realizadas por el Espíritu Santo señalándolas como obras del demonio. ¿Qué esperanza le queda a quien, para huir de su responsabilidad, niega  la verdad haciendo de ella una mentira?

Si miro la palabra evangélica, los milagros, los sacramentos y los testimonios de fe como venidos del maligno, ¿cómo alcanzar el perdón que me pudiera venir de ahí? ¿Qué me puede llegar de aquello que considero demoníaco? Si me cierro al Espíritu Santo no podré recibir el amor y perdón de Dios. A Jesús lo acusaron de loco, o lo que es lo mismo: de endemoniado. Si se acepta esto, si se confunde la luz con la oscuridad, ¿qué nos queda?

Que acusen a Jesús de ser un loco tiene su parte demoníaca del lado de los escribas, pero también tiene su lado positivo al poner en evidencia que el mensaje que predica y las acciones que realiza rompen con lo comúnmente aceptado por todos. Quien actúa como Jesús es considerado un peligro porque pone en jaque a los poderes instituidos que se asientan en convencionalismos rancios y fríos que todos aceptan y a pocos convencen.

La acusación contra Jesús viene precedida de un milagro hecho en sábado (día en que estaba prohibido trabajar) y de otras curaciones, que son demonizadas por los escribas pero que sirvieron al pueblo sencillo como señales de que estaban ante alguien venido de Dios. "Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban. Tú eres el Hijo de Dios” (Mc 3,11).Los pobres, que no saben de leyes del sábado ni de teologías reconocen el bien por sus obras; y Jesús con sus milagros da pruebas de bondad suficientes para ser aceptado como bueno y especial.

*
Debió dolerle a Jesús que los escribas le consideran un loco, pero más le debió desconcertar que su madre y sus hermanos, tal vez por motivos de falsa honra familiar, también se alinearan en su contra y fueran para llevárselo a casa. “Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar”. La gente que tenía alrededor le dice: mira, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan”. Jesús no se deja presionar por su familia  y aprovecha para sentenciar: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”. Jesús hace realidad en su propia persona las palabras en las que invita a dejar “casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por el Evangelio” (Mc 10,29).

¡Cómo debió molestar a su familia que no ensalzara el protagonismo de la sangre o el linaje!  ¡Cómo debió tocar el corazón de María lo dicho por Jesús! Aún le quedaba a María mucho que pasar para llegar al nivel sublime de fe que muestra en la cruz permaneciendo de pie al lado de su hijo; mientras tanto va aprendiendo guardando estas cosas en su corazón. Como buena discípula sólo pudo entender el todo de la misión de su hijo a la luz de la cruz y la resurrección de la luego sería testigo.

*


Jesús da hoy unas enseñanzas que llevan a considerar la calidad del seguimiento de su persona. ¿Hasta dónde estoy dispuestos a aceptar cambios que conlleven persecución por estar de su parte? El evangelio es locura bendita, ¿cuánta de esta locura hay en mi y cuánta perciben los que me ven de cerca? A Jesús le hubiera sido más fácil contemporizar no curando en sábado y cuidándose de no ser seguido y venerado por las masas, pero prefirió la confrontación, tan necesaria como peligrosa.

¿Imaginas a Jesús hoy rompiendo automatismos morales y litúrgicos? ¿Hasta qué punto aceptaríamos la dureza de sus palabras si pusieran en evidencia la adaptación de su mensaje a la sociedad del capitalismo y el consumo? ¿Le escucharíamos si desmantelara con sus palabras la falsedad de muchos de nuestras tradiciones? ¿Soportaríamos que Jesús nos dijera que no somos de los suyos porque no cumplimos la voluntad del Padre?

Echando una mirada a la Iglesia, y centrándonos en el modo y manera con que celebramos los sacramentos (bautismos, comuniones, confirmaciones, bodas, etc. banquetes incluidos), imagino a clérigos, fotógrafos, hosteleros, etc.  poniendo el grito en el cielo al oír que Jesús les dice que más importante que los eventos y los negocios en torno a ellos es ser discípulos, conocedores de su Palabra y seguidores de su voluntad. Enseguida entraríamos en contemporizaciones:
 
*"Los ritos-sacramentos son necesarios". (Sí, pero siempre y cuando se asuma en la vida lo que significan, diría Jesús); 

*“También los banquetes, fotos y regalos son necesarios”. (Pero no la gula y el derroche mientras otros pasan necesidad); 

*“No veo nada malo en que una pareja que se quiere casar en la Iglesia se embarque en despedidas de solteros, bodas por todo lo alto y post-bodas; ya se sabe, así son los jóvenes... de 35 a 40 años, que es la edad en que se casan”. (Pues que maduren y luego se casen; no podemos seguir bendiciendo orgías y comilonas);

*“¿No es preferible que todos se bauticen, comulguen y se casen en la Iglesia a que  no reciban nada de esto? Mejor es algo que nada". (Como si un rito sin conexión con la voluntad de Dios manifestada en las enseñanzas de Jesucristo, valiera para algo). 

Es muy propio de clérigos justificar en el ex opere operato -es Dios el que obra en el rito- todo lo que hacemos con tal de no someter nuestros actos a un discernimiento serio, en espíritu y en verdad. Antes que ser personas y comunidades de contraste preferimos disolvernos en el ambiente social; de este modo elaboramos una religión de consumo y capitalista, de eventos sociales donde prima un lujo que no todos se pueden permitir.
 
Recuerdo los años de la crisis económica de principios de siglo; muchos niños de la parroquia donde estaba entonces dejaron de asistir a catequesis porque, según sus padres, "el niño ya no quiere hacer la comunión"; la verdad era que el evento ya no cuadraba con los planes económicos de la familia, ni podían invertir ni podían esperar regalos que suavizaran el gasto que se veían obligados a realizar porque aquellos a los que invitaran, tan pobres como ellos, no corresponderían como se esperaría en buenos tiempos. ¿Qué quedaría de nuestros sacramentos -bautismos, primeras comuniones, bodas e incluso confirmaciones- si no se movieran en torno a ellos la vanidad y el dinero?. Del párroco que rompiera esta dinámica administrando los sacramentos, por ejemplo la comunión, con una fiesta sencilla y comunitaria sin previo aviso de fecha para evitar el "fiestón", se diría que está loco, y tal vez no sería la familia sino la autoridad eclesiástica la que se lo querría llevar para no dejar en mal lugar a la institución.

Deberíamos aprender de Jesús, que no se limitó a contemporizar; confrontó con valentía el sistema social imperante con la Palabra y la voluntad de Dios. Y hoy sigue vigente su palabra que dice que los suyos, sus discípulos, su familia, los únicos dignos de llamarse cristianos, son los que cumplen la voluntad de Dios; voluntad que a veces los escribas y los clérigos entorpecen cuando adaptan el evangelio, la liturgia y la moral  a lo políticamente correcto.

*

Cada domingo desgranamos la Palabra en la misa. Leer el evangelio en la celebración dominical forma parte de nuestras leyes y de nuestros ritos. Prestemos atención, despertemos del sueño o de la ficción de que las cosas están bien como son. Los ritos son buenos y necesarios siempre y cuando no se transformen en montajes religiosos que más que acercar alejan de la vida real. ¡Dichoso quien en la santa Iglesia ha sido bautizado, lee el Evangelio  y va a misa los  domingos y fiestas de guardar! Algo así dijeron a Jesús: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen». Pues eso. 

Feliz Domingo 

*
Junio 2024

Casto Acedo

No hay comentarios:

Publicar un comentario