viernes, 19 de agosto de 2022

Al hilo de la Palabra (21 de Agosto)

EVANGELIO Lc 13, 22-30

"Jesús pasaba por las ciudades y aldeas enseñando. 

Uno le preguntó a Jesús:
- «Señor, ¿son pocos los que se salvan?».

Él les dijo:
-«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.

Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: Señor, ábrenos; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”.

Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera.

Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos".

!Palabra del Señor!

 * * *

"Uno le preguntó al Señor, ¿son pocos los que se salvan?" (Lc 13,23). La pregunta parece traslucir cierto miedo a perderse algo. 

Jesús no responde directamente a su requerimiento, pero aprovecha para dar una lección sobre la esencia de una vida religiosa que aspire a ser auténtica.  Ser auténtico, da a entender Jesús, no consiste en realizar oraciones, cultos, meditaciones, retiros, etc., sino en la práctica de la compasión y la misericordia a la que todo lo demás debe servir. No basta cumplir y decirse uno a sí mismo o decirle a Dios: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”, he ido a misa los domingos, he recibido la comunión y escuchado con atención las enseñanzas de la Iglesia. 

Las prácticas religiosas pueden ayudar a la salvación, a tener una vida feliz ahora y para siempre, pero  no lo garantizan. Sólo rezar y estudiar teología no garantizan entrar en el verdadero conocimiento de Jesús; ¡No os conozco!. “¡No sé de dónde sois!", dice Jesús en el evangelio. El conocimiento auténtico de Jesús sólo se da entrando con la vida en el ámbito de la misericordia.  Quien se limita a estudiar y a rezar y no es compasivo como Jesús recibirá una respuesta dura cuando acuda a Él: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. 

Estas palabras recuerdan las de Mt 25 42-43: “Tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis". La enseñanza es clara, no se salva quien piensa en su propia salud o salvación sino en la de los demás. Porque “no todo el que me dice ´Señor, Señor´ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre” (Mt 7,21), "que quiere que todos los hombres se salven" (1 Tm 2,4).

La vida feliz, la salvación integral de la persona, consiste en algo tan simple como conjugar el verbo rezar al ritmo del verbo amar, aliñar la oración con mucha compasión, sustituir o  completar los sacrificios rituales con la misericordia. Acierta en el camino cristiano quien busca la salud, la felicidad, la dignidad del prójimo; o, lo que es lo mismo, busca su salud, su felicidad, su dignidad en la salud, la  felicidad y la dignidad del prójimo. No soy un eslabón suelto en la cadena de la vida; soy parte de un todo. El prefijo "com" de com-pasión o com-padecer, indica comunión; y esto es muy significativo para el tema que nos ocupa: solo puedo  salvarme en comunión-comunicación con otros. 

Una buena respuesta al que preguntó a Jesús podría haber sido ésta: "Busca el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás -salvación eterna incluida- se te dará por añadidura" (Mt 6,33). 

* * *

Imagina una situación límite. Tu vida está en peligro junto con la de otros muchos. En esos momentos, ¿qué es lo primero que harías? ¿Salir por piernas para salvarte tú o dar prioridad a otros para que se salven primero? No hace falta que respondas, porque cualquier respuesta dada mientras lees este post será sólo teórica.

Plantéate entrenarte en la práctica de la compasión y la misericordia, familiarizarte con la puerta estrecha, que es Cristo. Poniéndote a prueba en situaciones corrientes que te piden amor generoso, te prepararas para una entrega total, para ser el último, el servidor de todos, para dar tu vida por otros, como hizo el P. Maximiliano Kolbe, la mártir santa Eulalia o el mismo Jesús. Pusieron la vida de otros por encima de la propia; y so no salió de la nada, sino que vino precedido de una vida diaria de oración y amor.

A una respuesta del calibre de los santos mártires no se llega por arte de magia. El amor y la compasión hasta dar la vida se puede trabajar poco a poco. ¿Cómo? Haciendo tuyos en el día a día los sufrimientos y las necesidades del hermano, procurando su bienestar antes que el tuyo, haciendo de tus gestos de entrega y renuncia cotidianos un camino para acercarte a  Cristo; si practicas la misericordia, entonces verás la salvación de Dios (cf Is 58,6-14).

No te obsesiones por el tema de la salvación reduciéndola al momento del "juicio final" como día terrible (dies irae);  de eso se preocupan los que no quieren vivir amando. Tú vive la compasión para con todos, y no tengas miedo a ser el último, el siervo de los siervos. Te aseguro que el mismo Jesús te sentará a su mesa cuando venga. Te lo dijo el domingo pasado (cf Lc 12,37) y hoy te lo repite: sé el último y serás el primero. La salvación consiste en algo tan sencillo como estar dispuesto a perderte día a día en los otros.

¡Que tengas un buen Domingo!

Agosto 2022
Casto Acedo

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